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miércoles, 26 de febrero de 2014

El lagarto harto - Cuento sobre la identidad

En un frondoso bosque vivía un lagarto que estaba harto de tomar el sol sobre una piedra, harto de comer insectos, harto de perder su cola y volver a regenerarla. En fin, estaba harto de ser un lagarto.

Una mañana decidió subir a la montaña del bosque a visitar a un amigo mago y al llegar a su madriguera dijo:

_ ¡Hola amigo, he venido a pedirte un favor!

El lagarto mago con sombrero de punta y aún en pijama se acercó y  preguntó:

_ ¿En qué te puedo ayudar querido amigo?


_ Quiero que digas unas palabras mágicas y me pongas alas. Deseo ser un lagarto volador. Quiero cambiar mi identidad  _ suplicó el lagarto.

_¡De acuerdo!_ dijo el lagarto mago. Y en ese mismo instante pronunció unas palabras mágicas e inmediatamente al lagarto  le salieron dos alitas por el costado.

_ ¡Gracias lagarto mago! ¡Qué vivan los aventureros! _ dijo el lagarto felizmente mientras volaba alejándose de la montaña.

Pero las aves del cielo lo miraban y se reían de él porque les parecía  ridícula la manera en que movía la cola mientras volaba. De pronto una gran ave se acercó y lo atrapó  en su pico y comenzó a volar cada vez más alto.

El lagarto, harto de estar en el pico de la gran ave y de ver que lo elevaba cada vez  más alto  le dijo:

_  ¡Oye, suéltame, porque si me comes te daré muy mala digestión y haré que vomites!

La gran ave al escucharlo  lo soltó desde una gran altura.

El lagarto, harto de ver que  estaba cayendo en picado comenzó a gritar fuerte de miedo, pero segundos antes de estrellarse en el suelo recordó que tenía dos alitas y comenzó a agitarlas evitando su desgracia y voló hacia la montana nuevamente donde su amigo el lagarto mago diciéndole:

_ Ya no quiero ser un lagarto con alas, es un peligro estar allá arriba, además estaba harto de agitar estas dos alitas. Quiero tener otra identidad. Necesito que me conviertas en un pez de bonitos colores, creo que será más divertido.

 El lagarto mago aún en pijama le dijo:

_ Vayamos a la orilla del río.

Ambos lagartos se marcharon a la orilla del río y una vez allí, el lagarto mago dijo las palabras mágicas convirtiendo a su amigo en un pez de lindos colores.

Entonces el lagarto convertido en pez nadaba y nadaba dentro del río mirando diferentes especies de pececitos, pero de repente ve que un gran pez viene nadando hacia él para comérselo.
Inmediatamente movió sus aletas y comenzó a nadar rápido. 

El gran pez comenzó a perseguirlo hasta que ambos se encontraron dentro de  una cascada. 

El  pez lagarto cayó en picado. Y al final de la cascada,  harto de ser perseguido, se escondió dentro de  una pequeña cueva. El gran pez negro lo perdió de vista y se alejó.

En ese momento, solo y escondido, el pez lagarto comenzó a  echar  de menos su identidad y se le salió una lágrima.

Minutos después cuando vio que ya no estaba en peligro salió de la cueva y comenzó a nadar.

_ Tengo que buscar la manera de salir de aquí, quiero ser como era antes, quiero aceptarme como soy, ¡Quiero recuperar mi identidad!

En ese instante miró para arriba y vio una hoja que flotaba, saltó sobre ella, y comenzó a gritar:

_ ¡Lagarto mago, sácame de aquí! ¡Auxilio! ¡Quiero volver con los míos!

El lagarto mago se acercó a la orilla del río y dijo las palabras mágicas. En ese instante el pez lagarto recuperó su identidad y volvió a ser un lindo lagartito verde. Flotando encima de la hoja remó hacia la orilla y volvió a su tierra.

Cuando sus amigos lo vieron llegar, lo abrazaron e hicieron fiesta porque su amigo a quien echaban tanto de menos había vuelto.

Autora: María Abreu


SALMO 100:3
Reconozcan que el SEÑOR es Dios; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado.





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