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miércoles, 26 de febrero de 2014

Los cerditos burlones



En la finca de una gran hacienda vivía un humilde burro. Cada día, con mucha paciencia, llevaba al señor Mario sobre su lomo y soportaba la carga sin lamentarse.

Una mañana, cansado y amarrado en el tronco de un árbol vio que tres cerditos se burlaban de él y le gritaban:

_ ¡Trabaja burro trabaja!

El burro con mansedumbre los miró y recordó que el señor Mario siempre les echaba mucha comida y por eso estaban gorditos y felices.

Luego en la tarde caminó soportando la carga de unas leñas porque en la noche habría una gran fiesta en el caserío de la hacienda.

Al terminar el recorrido, en su momento de descanso, escuchó nuevamente la burla de los tres cerditos:

_ ¡Trabaja burro trabaja! ¡Eres un menospreciado!

_ Fue a un burro a quien Jesús eligió para su entrada triunfal a Jerusalén. Así que no soy un menospreciado_ dijo el burro humildemente.

Pero los tres cerditos no le escuchan y seguían burlándose:

_ ¡Trabaja burro trabaja!

El burro triste y llorando por tantas burlas, se alejó de los tres cerditos y se tumbó a descansar bajo la sombra de un árbol.

Pasaron las horas y al llegar la noche comenzó la fiesta en la hacienda. El burro no vio a los tres cerditos en la finca y decidió acercarse a ver qué había pasado. Para su sorpresa, descubrió que la cena de la fiesta eran… los tres cerditos a la parrilla, entonces se fue a su casita pensando:

_ ¡No te burles de nadie sin saber cuál será tu futuro!

Autora: María Abreu

Salmos 119:51: Los soberbios se burlaron mucho de mí, más no me he apartado de tu ley.





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