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sábado, 20 de septiembre de 2025

La muelita y la endodoncia – Versión rimada

 

Había una muelita que se llamaba Sarita,
vivía en la boca de Daniela, muy bonita.

Junto a sus amigas trabajaba sin parar,
pan, frutas y carnes le gustaba masticar.



Pero un día un caramelo y un helado frío,
le causaron a Sarita un dolor muy bravío.
—¡Ay, qué dolor siento por dentro de mí!
Ya no puedo masticar como lo hacía antes, ¡ay sí!

Un bichito travieso se metió sin avisar,
hizo un agujerito y al nervio fue a dañar.
Ese hilito sensible que da vida y calor,
cuando se enferma, ya no aguanta el dolor.

Daniela en su carita la mejilla se tocó,
—¡Mamá, al dentista, que el dolor aumentó!

La doctora revisó y muy clara explicó:
—Tu muelita Sarita su nervio ya enfermó.
Haremos endodoncia, no hay por qué temer,
limpiamos y sellamos, ¡volverá a florecer!

—¿Endodoncia? —preguntó Daniela al escuchar.
—Es sacar el nervio malo y la muela curar.
Le pondremos un material fuerte y especial,
así seguirá masticando y ya no le dolerá más.

Daniela abrió la boca, Sarita suspiró,
la doctora con cuidado su nervio retiró.
Limpiaron, taparon y todo terminó,
y Sarita muy alegre de nuevo sonrió.

—Aunque ya no tenga mi nervio, aquí seguiré,
masticando contigo siempre ayudaré.

Daniela aprendió lo que debe practicar:
cepillarse los dientes después de cada manjar.

Y colorín colorado,
este cuento rimado se ha acabado. 🦷✨

Autora: María Abreu

"Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,
y no desprecies la dirección de tu madre;
porque adorno de gracia serán a tu cabeza,
y collares a tu cuello."

📖 Proverbios 1:8-9




La muelita y la endodoncia – Cuento infantil

 

La muelita y la endodoncia – Cuento infantil

Había una muelita que se llamaba Sarita, y vivía en la boca de una niña llamada Daniela.

La muelita Sarita trabajaba mucho junto a las demás muelitas, triturando pan, frutas, carnes y hasta los caramelos, que eran los favoritos de Daniela.

Un día, mientras trituraba un caramelo y luego un helado muy frío, la muelita Sarita empezó a sentirse mal.
—¡Ay! Siento mucho dolor por dentro… creo que no puedo triturar nada como antes —dijo Sarita muy dolorida, y comenzó a llorar.

Un bichito de azúcar había hecho un agujero muy profundo y había dañado el nervio, ese hilito sensible que le daba vida y la hacía sentir. Cuando el nervio se enferma, ya no puede seguir ahí.

Daniela, llevándose la mano a la mejilla, también notaba el dolor de su muelita Sarita.
—¡Mamá, llévame al dentista, me duele mucho la muela! —gritó Daniela.

La mamá, preocupada, llevó a Daniela al dentista. La doctora revisó y explicó:
—Daniela, tu muelita Sarita está llorando porque su nervio está muy enfermo. Ese nervio ya no puede quedarse ahí. Para que deje de doler, vamos a hacerle una endodoncia.

—¿Endodoncia? ¿Qué es eso? —preguntó Daniela.

La doctora sonrió y respondió:
—Es quitar el nervio, porque está malito. Vamos a limpiar la muelita por dentro y luego le pondremos un material fuerte. Así, Sarita podrá quedarse en tu boca y seguir masticando contigo, pero esta vez sin dolor.

Cuando Daniela escuchó la explicación, abrió la boca con confianza. La doctora, con mucho cuidado, limpió, curó y tapó a la muelita Sarita.

Entonces, Sarita se sintió tan feliz que les dijo a sus compañeras, las demás muelitas:
—¡Qué bien! Porque aunque ya no tengo mi nervio, podré seguir ayudando a masticar los alimentos junto a ustedes.

Daniela también aprendió la lección y practicó los consejos que le dio la dentista acerca de la importancia de cepillarse los dientes después de cada comida.

Y colorín colorado,
esta endodoncia se ha acabado. 🦷✨

Autora: María Abreu

"Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,
y no desprecies la dirección de tu madre;
porque adorno de gracia serán a tu cabeza,
y collares a tu cuello."

📖 Proverbios 1:8-9



El bichito en la muela

 Había un niño llamado Jairo al que le encantaba comer caramelos.

Su mamá siempre le decía:
—Jairo, cuando comas caramelos debes cepillarte los dientes.

Pero Jairo no hacía caso a su mamá, y cada vez que comía caramelos no se cepillaba.

Una noche, mientras dormía, sintió un ligero dolor en la boca.
—¡Ay! —dijo llevándose la mano a la mejilla—. ¡Me duele una muela!

El dolor era porque dentro de la muela vivía un bichito llamado Carie, que había hecho un agujerito para vivir allí. El bichito, feliz, se alimentaba de los restos de azúcar y gritaba con alegría:
—¡Ummm, qué ricooo!

Mientras tanto, Jairo no pudo dormir en toda la noche.

A la mañana siguiente, su mamá lo llevó al dentista, y la doctora le explicó:
—Jairo, el dolor que sientes es porque un bichito se ha instalado en tu muela.

—¡Oh, nooo! —gritó Jairo preocupado.

—¿Quieres que lo saquemos? —preguntó la doctora.

—Sí, por favor —respondió Jairo con su carita avergonzada.

Entonces, siguiendo las instrucciones, Jairo abrió la boca. La doctora limpió y curó la muela, y el bichito salió corriendo muy lejos.

Después del procedimiento, la doctora volvió a explicar:
—Jairo, para que el bichito no vuelva a hacer un agujerito en tu muela, debes cepillarte los dientes después de cada comida y usar un enjuague con flúor.

Jairo asintió con la cabeza y comprendió la lección, diciendo:
—Si me cepillo los dientes después de comer, ningún bichito podrá hacer un agujerito en mi muela.

Y así, cada mañana y cada noche, Jairo cantaba mientras se cepillaba:
"Adiós bichito, adiós dolor, con mi cepillo me cuido mejor".

Y colorín colorado,
el bichito en la muela se ha marchado. 🪥✨

Autora: María Abreu

"Hijos, sed obedientes a vuestros padres en todo, porque esto es agradable al Señor."
📖 Colosenses 3:20



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