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viernes, 29 de junio de 2018

ENSEÑANDO LOS VALORES – QUÉ SON LOS VALORES


Los valores deben empezar desde muy temprana edad en el seno familiar. Los valores como el amor, el respeto, la tolerancia, la gratitud, la paciencia, el perdón, la confianza en sí mimos, la humildad y el aucontrol, entre otros.

Cada familia tratará de educar a sus hijos en aquellos valores que considerará más importantes. Los valores construyen el carácter de los hijos y ese carácter es…, integridad.

¿Por qué es importante educar en valores?

Porque los valores influyen en la toma de decisiones, influyen en la conducta y ayudan a los niños y niñas a elegir una cosa en lugar de otra.

¿Cómo enseñar los valores a los niños?

Los valores se enseñan en el día a día en la observación de la conducta de los hijos. Pónganles límites y grandes principios. No pequeñas reglas. He aquí algunas pautas para educar en valores:

Asígnele responsabilidades dentro de la capacidad de su hijo.

No le des todas las cosas gratis. Enséñele la importancia del trabajo, el esfuerzo y el éxito.

Enséñele responsabilidades financieras. Cómo ahorrar, cómo dar, cómo prestar.

Enséñele la alegría. Su hogar debe ser el lugar más feliz para su hijo. Juegue con él, no le maltrate, corrija con amor.

Y por último inculque los valores con el ejemplo práctico. Si usted no es honesto, no es responsable, no sabe respetar ¿Cómo le va a enseñar esos valores a su hijo?

 Otra cosa sumamente importante, háblele del amor de Dios. Enséñele a orar.

Instruye al niño en su camino. Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. (Proverbios 22: 6)


domingo, 3 de junio de 2018

El niño que no le gustaba ducharse


Una tarde de calor José llegó sudado a casa después de haber jugado en el parque.

Su padre al verle sucio y sudado le mandó a darse una buena ducha pero José se enfadó mucho. En su enfado pateó el sofá del salón y luego se sentó con los brazos cruzados negándose.

La madre al ver el arrebato de José se le acercó con mucha ternura y apoyando la mano sobre su pequeño hombro le explicó:

_ ¡Hijo sé que no te gusta ducharte! Pero debes saber que si no te duchas puedes tener mal olor corporal y eso puede provocar la burla o el aislamiento de los demás.

_ ¡Es que no me gusta ducharme!

_ ¿Sabías que hasta los animales se duchan?

_ ¡No, no lo sabía!

_ Pues que sepas que los  elefantes entran en los lagos para echarse agua con su trompa, los lagartos se bañan en los charcos, los hipopótamos se meten en los lagos para ducharse mientras algunos pajaritos les limpian las orejas con su pico.

Con esta explicación José se quedó en silencio por unos minutos…, mas la madre con mirada tierna le extendió la mando invitándole a que fuera a la ducha.

Finalmente José aceptó su invitación y una vez en la ducha no paraba de divertirse cada vez que ella le enseñaba a frotarse la espalda, las orejas, los pies y el resto del cuerpo.

Desde ese día José aprendió a ducharse todos los días.

Autora: María Abreu

Crea en mí. Oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro de mí (Salmos 51: 10)



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