En la guarida de un
denso bosque vivían dos malvadas brujas que se pasaban el tiempo haciendo hechizos y preparando pócimas mágicas.
Un día, aburridas de
hacer siempre lo mismo, decidieron salir de la guarida para dar un paseo por el
bosque subidas en sus escobas voladoras. Mientras volaban observaron a un
cocodrilo calentándose al sol plácidamente en la orilla de un lago azul.
Continuaron volando y lejos
de allí vieron a unos loros cantando y enlazando ramitas y flores sobre
el árbol de los valores formando lazos de colores. Sin embargo, a las brujas se
les sonrojó la nariz cuando descubrieron a unas ardillas subiendo y bajando del
mismo árbol al compás de esta canción:
Este árbol es para cantar
Para reír, para danzar
Si eres feliz, ven aquí
//Toca tu nariz, haz
achís //
.......
.....
Toca tu barriguita
Mueve tu colita
Si eres feliz, ven aquí
//Toca tu nariz, haz achís//
Al escuchar este canto
las brujas se enojaron mucho. Y más aún cuando vieron a las ardillas rodeando
el tronco del árbol. Ahí las ardillas bailaban felizmente con unas cestitas
sobre sus cabezas llenas de nueces y frutas.
..............
_ ¡No me gusta la amistad ni la armonía que
hay en ese árbol de los valores!
_ gruñó la bruja Mariza.
_ ¡Uhh, tengo una idea!
¡Destruyamos ese árbol y construyamos el árbol de los antivalores! _ refunfuñó
la bruja Nahia.
_ ¿Qué son los
antivalores?_ curioseó la bruja Nahia.
_ Los antivalores son una forma incorrecta y dañina de actuar. Son
los opuestos a los valores _ explicó la bruja Mariza.
_ ¡Ahh, es la manera en
la que nosotras siempre actuamos! _ comprendió la bruja Nahia con una risa
burlona.
En ese momento descendieron
sobre el árbol de los valores y lo destruyeron para construir el árbol de los antivalores. La
bruja Nahia comenzó a fumar un cigarro con propiedades mágicas, expulsó un humo
negro de su boca y gritó:
_ El antivalor de la enemistad es para las raíces,
el antivalor de la desobediencia es
para el
tronco.
Los antivalores de la envidia, el egoísmo,
la pereza, el orgullo, el prejuicio y la suciedad son para las ramas.
Finalmente la bruja
Mariza también comenzó a fumar. Aspiró el humo, lo
mantuvo en su boca y cuando lo expulsó por la nariz vociferó:
_Los antivalores del odio y la venganza son
para las
hojas.
De esta manera ambas
brujas construyeron el árbol de los antivalores. Era un árbol feo, seco, negro
y tenebroso; que evidentemente destruyó la paz y la armonía de las ardillas y
los loros.
Las ardillas cambiaron
la amistad por la enemistad y los loros cambiaron el canto por palabras malsonantes
ofendiendo en cada momento a las ardillas. Cada vez que las brujas escuchaban
las palabrotas de los loros estallaban de risa.
Todo esto era muy
entretenido para las brujas. Los animales se odiaban y se peleaban entre ellos
de tal manera, que la convivencia en el árbol de los antivalores era
insoportable.
Una tarde mientras las
brujas se divertían lanzando humo y hechizos bajo la sombra del árbol de los antivalores,
se asustaron viendo llegar a la hermosa hada del bosque, y les dijo:
_ El único valor que puede destruir todos los
antivalores es el amor.
Dicho esto la hermosa
hada del bosque lanzó un beso de color rojo sobre el árbol de los
antivalores y lo destruyó. Instantáneamente germinó el árbol de los valores
colmado de perfumadas y coloridas flores devolviendo la amistad y la armonía
entre las ardillas y los loros.
Cuando las brujas
vieron este acontecimiento comenzaron a temblar de miedo. Mas la hermosa hada
del bosque curvando sus alas al compás del viento lanzó una luz de
color azul sobre las brujas y las envió nuevamente hacia su guarida dejándolas
encerradas para siempre.
Autora: María Abreu
Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto. (Colosenses 3:14)