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jueves, 19 de enero de 2023
domingo, 25 de septiembre de 2022
EL CONEJITO FITO Y EL ZORRO QUE LLEVA DENTRO
Una tarde de calor, el conejito Fito caminaba por el bosque felizmente disfrutando de un trozo de pastel.
Pero de pronto, a los lejos, cerca de un huerto, ve al zorro Juanito bebiendo una botella de agua.
Detiene sus pasos y mirando al zorro desde la distancia se acordó de que éste un día le había robado la comida y luego se burlaba diciendo que él no había sido.
Por ese motivo el conejito Fito empezó a sentir rabia y rencor contra el zorro porque consideró ese hecho como una traición a la amistad que los unía.
Era tanto el resentimiento que sentía Fito, que cuando comía un rico pastel, se acordaba del zorro, cuando daba un paseo por el bosque, se acordaba del zorro y cuando se acostaba no podía dormir porque se acordaba del zorro.
En su mente no podía escapar de las garras lastimeras del zorro, aunque éste estuviera a cientos de kilómetros de él.
El zorro al que odiaba le perseguía donde quiera que fuera y por eso pensó:
_ ¡Soy un amargado!
Con tanta amargura el conejito Fito sufría de estrés y fatiga.
Andaba cabizbajo y triste, nada le producía alegría por culpa del zorro.
Un día, harto de no poder controlar la amargura y el resentimiento decidió ir donde su amigo la liebre a buscar consejo. Y cuando le contó lo que le estaba pasando la liebre le explicó:
_ El resentimiento está controlando todos tus pensamientos y por eso estás tan amargado.
_ ¿Y qué debo hacer? _ preguntó el conejito Fito.
_ Perdonar al zorro. El perdón es el único que te puede librar del rencor y del sufrimiento que llevas dentro _ respondió la liebre.
Ante este consejo el conejito Fito se quedó pensativo por un momento y luego decidió ir a buscar al zorro.
Caminando por el bosque lo encontró patas arriba descansando bajo la sombra de un árbol.
En ese instante el conejito Fito se acercó y le dijo:
_ Amigo, te perdono por el robo de la comida, me sentí muy mal. Toma, te regalo esta cestita de alimentos.
Ante este hecho el zorro con mucha vergüenza agarró la cestita de alimentos y agachando la cabeza también le pidió perdón al conejito Fito, prometiéndole que jamás lo volvería a hacer.
Desde ese momento el conejito Fito quedó libre de su amargura y pudo volver a disfrutar libremente de la belleza del bosque.
Autora: María Abreu
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. (Efesios 4:31-32)
domingo, 31 de julio de 2022
martes, 3 de mayo de 2022
sábado, 12 de marzo de 2022
LA HORMIGA HARAGANA - Cuento corto
En un acogedor hormiguero de tierra con muchas ventanitas vivía la hormiga Rita.
Temprano de mañana cuando apenas empezaban a salir los primeros rayos del sol todas las hormigas salían del hormiguero a trabajar.
Unas iban hacia un árbol y otras regresaban al hormiguero cargando ramitas y comida en sus mandíbulas.
Sin embargo, la hormiga Rita seguía acostada en su cama de algodón. Entre bostezo y bostezo intentaba levantarse.
_ ¡Buuuuá! ¡Buuuuá! _ se daba media vuelta y se quedaba dormida.
Varias horas después, se levantó de la cama y acercándose a la ventana vio a las demás hormigas trabajando.
_ ¡Qué pereza! _ dijo entre bostezo y bostezo.
Aún en pijama se sentó en una silla, comió un poco de cereal y cruzó los brazos, para descansar.
En cambio, las demás hormigas seguían trabajando, haciendo limpieza y almacenando comida para el invierno en los túneles subterráneos del hormiguero.
Pasaban los días, y la hormiga Rita continuaba levantándose tarde. Se asomaba a la ventana y desde allí contemplaba a las demás hormigas que iban y venían de trabajar.
_ ¡Buuuua qué pereza! _ dijo entre bostezos.
Se sentó en una silla, comió un poco de cereal y luego cruzó los brazos para descansar.
Al rato se fue a dormir y al día siguiente se levantó tarde como siempre. Se acercó a la ventana, y esta vez no vio a las hormigas trabajando como de costumbre.
Sólo veía caer los copos de nieve. Asustada porque no le quedaba comida en la despensa corrió y se puso un abrigo para salir a buscar alimentos.
Cuando abrió la puerta, observó que todo estaba cubierto por el gran manto blanco de la nieve.
Con mucho frío y hambre, la hormiguita Rita decidió tocar las puertas de las casitas de las hormigas y extendiendo las manos les pedía comida.
De este modo, la hormiga Rita terminó pobre y mendigando por no querer trabajar.
Autora María Abreu
Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
Un poco de sueño, un poco de dormitar, Y cruzar por un poco las manos para reposo; Así vendrá tu necesidad como caminante, Y tu pobreza como hombre armado. (Proverbios 6: 10, 11, 12)
martes, 4 de enero de 2022
sábado, 18 de diciembre de 2021
EL ÁRBOL DE LOS ANTIVALORES
En la guarida de un denso
bosque vivían dos malvadas brujas que se pasaban el tiempo haciendo hechizos y
preparando pócimas mágicas.
Un día, aburridas de hacer siempre lo mismo, decidieron salir de la guarida para dar un paseo por el bosque subidas en sus escobas voladoras.
Mientras volaban observaron a unos loros y a unas ardillas en las ramas de un frondoso árbol compartiendo amablemente nueces y frutas.
_ ¡No me gusta la amistad que hay en ese árbol! _ gruñó la bruja Mariza.
_ ¡Uhh, tengo una idea! ¡Destruyamos ese árbol y construyamos el árbol de los antivalores! _ refunfuñó la bruja Nahia.
_ ¿Qué son los antivalores?_ preguntó la bruja Mariza.
_ ¡Los antivalores son una forma incorrecta y dañina de actuar! _ explicó la bruja Nahia
_ ¡Ahh, esa es la manera en la que nosotras siempre actuamos! _ comprendió la bruja Nahia.
Entre risas ambas brujas lanzaron unos polvos mágicos y destruyeron el frondoso árbol.
_ ¡Ahora construyamos el árbol de los antivalores! _ gritaron ambas.
La bruja Nahia fumando un cigarro lanzó humo negro por la boca y gritó:
_ El antivalor de la enemistad es para las raíces, el antivalor de la desobediencia es para el tronco. Los antivalores de la envidia, el egoísmo, la pereza, el orgullo, el prejuicio y la suciedad son para las ramas.
También la bruja Mariza fumando un cigarro y lanzando humo negro por la boca vociferó:
_Los antivalores del odio y la venganza son para todas las hojas.
De esta manera ambas brujas construyeron el árbol de los antivalores. Era un árbol feo, seco, negro y tenebroso; que evidentemente destruyó la paz y la amistad entre las ardillas y los loros.
Las ardillas cambiaron la amistad por la enemistad y los loros cambiaron el canto por palabras malsonantes ofendiendo en cada momento a las ardillas.
Los animales se odiaban y se peleaban entre ellos de tal manera, que la convivencia en el árbol de los antivalores era insoportable.
Ante este acontecimiento las brujas celebraban con mucho orgullo el gran trabajo que habían hecho.
Pero de repente, se asustaron al ver llegar al hada del bosque que se les acercaba diciéndoles:
_ El único valor que puede destruir todos los antivalores es el amor.
En ese instante el hada del bosque lanzó un beso de amor sobre el árbol haciendo que cada antivalor cayera al suelo reventado.
Después de esto empezó a renacer y a florecer el frondoso árbol devolviendo la amistad y la armonía entre las ardillas y los loros.
Ante este acontecimiento las brujas temblaron de miedo. Y el hada del bosque lanzándoles un lazo de luz las arrojó a sus guaridas dejándolas encerradas para siempre.
Autora: María Abreu
El amor es sufrido, es benigno; no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; (1 Corintios 13:4-8)
sábado, 27 de noviembre de 2021
NO TE QUEJES TANTO BURRO
A paso lento cruzaba el burro un riachuelo con la leña sobre su lomo. Cansado y aburrido no dejaba de lamentarse por el peso de la carga:
_ «Hi-aaa, Hi-aaa»
Al caer la tarde, el burro se acostaba sobre las frescas hierbas para descansar; pero aún ahí seguía rebuznando su lamento:
_ «Hi-aaa, Hi-aaa»
Un gusanito cansado de escuchar los lamentos del burro, arrastrándose por el suelo se acercó a decirle:
_ No te quejes tanto por tu destino. A mí me gustaría caminar, saltar, cruzar los riachuelos, sin embargo, mi vida es arrastrarme por el suelo corriendo el riesgo de que alguien me pise y me aplaste.
_ ¡Amigo es difícil vivir con cargas todos los días! _ explicó el burro.
_ ¡Tenemos que aprender a llevar nuestro destino con alegría y optimismo; porque si no lo hacemos seremos infelices toda la vida! _ explicó el gusanito.
Autora: María Abreu
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío. (Salmos 42:5)
ASÍ ES MARÍA – CORRIÉNDOLE AL ABURRIMIENTO
En una casita muy bonita, ubicada en un pequeño pueblo, vive María con sus dos pequeñas mascotas, el ratón y el gorrión. También, en el mismo pueblo cerca de la casa de María vive el granjero Marcos.
María es una chica simpática y alegre, pero muchas veces se queja de que se siente aburrida y sola.
El pequeño ratón cansado de las quejas de María se acercó para aconsejarle:
_ ¿Qué te parece si vamos a visitar al granjero Marcos, quizás te invita a una cena? ¡De esa manera se te quitará la soledad y el aburrimiento!
_ ¡No lo sé, ese chico me parece muy tímido!
_ Si no te acercas a él no lo sabrás. Así que…, tengo un plan, para que conozcas a Marcos _ explicó el ratón dándole una pelota en las manos.
María cogió la pelota y un poco confundida aceptó el plan.
Salieron a la calle y el ratoncito subido en el hombro de María oculto entre su larga y abundante cabellera iba dándole ideas.
_ ¡Observa, allá está Marcos sentado en el balcón de su casa, lanza la pelota para que se acerque y te la devuelva!
María lanzó fuertemente la pelota golpeándolo en la cabeza.
_ ¡Lo he matado, lo he matado! _ gritaba muy angustiada al ver que Marcos había caído al suelo.
Rápidamente corrió en su auxilio y agarrándole por la cabeza le preguntó:
_ ¿Estás bien?
Marcos, desde el suelo, la miró con sus hermosos ojos azules y con una dulce sonrisa le dijo:
_ ¡No sabía que lanzabas tan fuerte!
En ese instante, María con una tímida sonrisa se acomodó el pelo dejando al ratón al descubierto. Marcos al verlo exclamó sobresaltado:
_ ¡Tranquila! ¡Yo me ocupo de este ratón! ¡No te pongas nerviosa!
El ratón, al ver que éste amenazaba con matarlo con uno de sus zapatos dio un salto y comenzó a correr.
Marcos corría detrás del ratón y María detrás de Marcos gritando:
_ ¡No por favor! ¡No le hagas daño!
_ ¡Quédate atrás, no te acerques! _ vociferaba Marcos con mucho empeño en atrapar y matar al ratón.
_ ¡No le hagas daño, es mi amigo! _ gritaba María angustiada.
El ratón que corría a toda prisa al escuchar las palabras de María se detuvo y mirando para atrás vio que Marcos había parado de correr.
Entonces, caminó lentamente hacia Marcos y acercándose le ordenó:
_ ¡Préstame tu pañuelo, necesito secarme el sudor!
Éste asombrado se agachó y le entregó el pañuelo. Entonces el ratón se secó todo el cuerpo incluyendo la colita dejando a Marcos con la boca abierta de asombro.
_ ¡Muchas gracias por tu amabilidad! _ expresó María interrumpiendo la admiración de Marcos.
_ ¡De nada! _ dijo Marcos y dando la espalda se marchó.
_ Vaya, tanto esfuerzo y éste se marcha sin invitarte a cenar y ni siquiera a dar un paseo_ señaló el pequeño ratón en medio de una gran frustración.
_ ¡Otro día será! _ expresó María marchándose a casa.
Continuará....
Autora: María Abreu
Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor. (1 Corintios 13:13)
LA PRINCESA PRESUMIDA - Cuento corto

En un gran castillo vivía una joven princesa que todos los días miraba en el espejo sus ojos verdes, su largo pelo negro y su cuerpo escultural. Era consciente de su belleza y le preocupaba mucho envejecer; por eso vivía obsesionada con ponerse cremas antiarrugas dos veces al día.
Hasta que un día cansada de las cremas y los tratamientos de belleza; llamó a uno de sus consejeros para que le diera alguna idea para no envejecer y éste le dijo:
_ Hay un árbol que a las 12:00 en punto de la noche, en su copa nace una hermosa flor blanca y aquél que logre agarrarla podrá pedir cualquier deseo y le será cumplido.
_ ¿Y cómo se llama ese árbol? _ preguntó la princesa.
_ ¡Es el bambú! _ respondió el joven consejero.
_ El bambú no tiene flores_ expuso entre dudas la princesa.
_ Sí que la tiene, pero es un gran misterio_ susurró el joven consejero.
_ Entonces llévame a ese lugar para pedir mi más anhelado deseo_ indicó la princesa.
Y así lo hicieron, cada noche montados a caballo iban al bosque y la princesa sentaba en el suelo no apartaba la vista del bambú para ver el nacimiento de la blanca flor.
Pero conforme iban pasando los meses la princesa se desesperaba y lloraba con la cabeza recostada en el tronco del bambú; porque a las 12:00 de la noche la blanca flor nunca aparecía.
El joven consejero viendo el sufrimiento de la princesa se acercó y con voz dulce le dijo:
_ Princesa, es hora de irnos al castillo.
_ No me quiero ir. ¿No ves que van pasando los años? ¡Me saldrán arrugas, me dolerá la cadera y no podré usar tacones; todo por la vejez! _ decía la princesa entre lágrimas.
_ No te preocupes por la vejez y si llega, acéptala de una manera natural dando gracias a Dios por todo lo vivido explicó el joven consejero.
La princesa guardó silencio por unos segundos y mirando al joven consejero le dio un beso pidiéndole que se casara con ella y vivir juntos todos los días de su vida, incluso en la vejez.
Autora: María Abreu
La gloria de los jóvenes radica en su fuerza; la honra de los ancianos, en sus canas. (Proverbios 20:29)
jueves, 23 de septiembre de 2021
PEPPA PIG Y EL CONEJITO FITO ENTRE LA TRISTEZA Y LA ALEGRÍA - Cuento corto
Una tarde de verano Peppa Pig había ido al bosque a visitar al conejito Fito. Mamá y papá conejo aprovecharon la ocasión para llevarlos de paseo por el bosque.
Cuando iban caminando Peppa Pig y el conejito Fito vieron a su derecha una casa grande con luces de diferentes colores.
Era la casa de la alegría, donde se escuchaban, ruidos, cantos, gritos, y risas sin parar.
Peppa y Fito atraídos por la casa de la alegría quisieron entrar corriendo, pero papá conejo agarrándolos por la mano les explicó:
_ No entren Fito y Peppa, porque la alegría sin moderación lleva a la travesura y también a la locura.
Continuaron caminando contemplando los árboles y las aves del bosque, pero de pronto y a la izquierda, Fito y Peppa fijaron su mirada en la casa de la tristeza, ésta estaba cubierta por la sombra de unos viejos árboles y una gran nube negra.
Con mucha curiosidad, por la casa de la tristeza, Peppa y Fito quisieron entrar, pero mamá coneja tomándoles de la mano les reveló:
_ No entren pequeños. Esa casa está llena de quejas, llantos, desdichas, miserias y lamentos, por todos los problemas de la vida.
_ ¿Entonces, para dónde voy? _ preguntó el pequeño conejito desorientado.
_ Hijo, sigue caminando por el camino de la templanza. Ella, la templanza, mira las alegrías de la vida sin hacer locuras y contempla las tristezas sin caer en la depresión _ explicó mamá coneja.
Con el equilibrio de la templanza, Peppa Pig y el conejito Fito continuaron su camino sin desorientarse.
Y pasaron la tarde jugando y disfrutando bajo los radiantes rayos de la luz del sol.
Autora: María Abreu
Mas el fruto del Espíritu es templanza; contra tales cosas no hay ley. (Gálatas 5:22-23)
....viernes, 17 de septiembre de 2021
CAPERUCITA ROSA – Cuento corto
Saray era una niña que le encantaba ponerse una capa color rosa con una capucha para protegerse del frío cuando iba al bosque a visitar a su abuela.
Una tarde la madre la mandó al bosque a llevarle una sopa caliente a la abuela y le advirtió de que no hablara con desconocidos.
Cuando caperucita rosa caminaba por el bosque se le acercó un lobo amablemente y le preguntó:
_ ¿Para dónde va esa niña tan bonita con esa capa rosa?
Caperucita rosa olvidando el consejo de su madre le respondió:
_ Voy a llevarle esta sopa caliente a mi abuela que vive por aquí cerca.
_ ¿Puedo acompañarte? _ preguntó el lobo.
Justo en ese instante caperucita rosa se acordó del consejo que le había dado su madre de que no hablara con desconocidos. Y fijándose en su cara le respondió:
_ ¡No gracias! Y continuando su camino se alejó del lobo.
Más tarde, cuando caperucita rosa llegó a la casa encontró a la abuela acostada en la cama y le preguntó:
_ Abuelita qué ojos tan grandes tienes.
_ Son para verte mejor- respondió el lobo dulcemente.
_ Abuelita, ¡qué nariz tan grande tienes!
_ Es para olerte mejor _ susurró el lobo suavemente.
_ Abuelita, ¡qué orejas tan grandes tienes!
_ Son para oírte mejor _
dijo el lobo amablemente.
Abuelita, no preguntaré qué boca más grande tienes, porque sé perfectamente, que eres el lobo que me encontré de camino.
Dicho esto, caperucita rosa agarró la sopa caliente y se la lanzó a la cara al malvado lobo. Este entre aullidos y con la cara roja por la quemazón, salió corriendo de la casa de la abuela a las profundidades del bosque.
Enseguida, caperucita rosa buscó a la abuela por toda la casa hasta que la encontró en el baño atada de pies y manos.
Luego de haberla desatado, caperucita rosa abrazó a su abuela comprendiendo la importancia de obedecer a mamá y a no confiar en un extraño.
Autora: María Abreu
Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no
abandones las enseñanzas de tu madre. (proverbios 1:8)