Había una muelita que se llamaba Sarita,
vivía en la boca de Daniela, muy bonita.
Junto a sus amigas trabajaba sin parar,
pan, frutas y carnes le gustaba masticar.
Pero un día un caramelo y un helado frío,
le causaron a Sarita un dolor muy bravío.
—¡Ay, qué dolor siento por dentro de mí!
Ya no puedo masticar como lo hacía antes, ¡ay sí!
Un bichito travieso se metió sin avisar,
hizo un agujerito y al nervio fue a dañar.
Ese hilito sensible que da vida y calor,
cuando se enferma, ya no aguanta el dolor.
Daniela en su carita la mejilla se tocó,
—¡Mamá, al dentista, que el dolor aumentó!
La doctora revisó y muy clara explicó:
—Tu muelita Sarita su nervio ya enfermó.
Haremos endodoncia, no hay por qué temer,
limpiamos y sellamos, ¡volverá a florecer!
—¿Endodoncia? —preguntó Daniela al escuchar.
—Es sacar el nervio malo y la muela curar.
Le pondremos un material fuerte y especial,
así seguirá masticando y ya no le dolerá más.
Daniela abrió la boca, Sarita suspiró,
la doctora con cuidado su nervio retiró.
Limpiaron, taparon y todo terminó,
y Sarita muy alegre de nuevo sonrió.
—Aunque ya no tenga mi nervio, aquí seguiré,
masticando contigo siempre ayudaré.
Daniela aprendió lo que debe practicar:
cepillarse los dientes después de cada manjar.
Y colorín colorado,
este cuento rimado se ha acabado. 🦷✨
Autora: María Abreu
"Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,
y no desprecies la dirección de tu madre;
porque adorno de gracia serán a tu cabeza,
y collares a tu cuello."
📖 Proverbios 1:8-9
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