
Parecía un día normal con
la misma rutina. El ciego Bartimeo a la orilla del camino se sentó en el suelo como
de costumbre para mendigar.
Algunas personas que
pasaban por el camino le daban dinero, otras pasaban, murmuraban y no le daban nada.
Ese mismo día, que
parecía un día cualquiera con la misma rutina, a Bartimeo le pareció escuchar a
una multitud que pasaba en frente de él.
Y oyendo que era Jesús
nazareno que pasaba por el camino,...