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viernes, 9 de octubre de 2015

EL TIGRE Y EL RATÓN


Un ratón cansando de ser perseguido por los gatos y de ser rechazado por las personas de la ciudad decidió coger su maleta, ponerse su sombrero y mudarse al bosque.

Allí se hizo amigo de un tigre que era soberbio y de carácter rebelde. Éste muchas veces manipulaba al ratón para que lo acompañara a la orilla del río porque quería contemplar su hermosa imagen reflejada en el agua. Le deleitaba ver su pelaje color naranja y sus rayas en tono marrón oscuro. ¡Presumía de belleza!

......
También lo utilizaba para divertirse tirándolo al suelo con su gran cola. El ratón con su naturaleza escurridiza a veces quería evitarlo pero como le tenía miedo dejaba que se divirtiera a su costa. ¡Aunque le hiciera daño!

Se sentía atrapado bajo la voluntad del tigre y evitaba las discusiones. Una tarde éste le pidió que lo acompañara a las afuera del bosque a lo que el ratón le respondió que era peligroso.

La rebeldía del tigre muchas veces le llevaba a extremos peligrosos y obligó al ratón a ir con él con la excusa de que tanta tranquilidad le aburría.

Mientras disfrutaban del paseo unos cazadores por sorpresa dispararon al tigre el cual cayó dormido y aprovecharon para encerrarlo en una gran jaula de madera. El ratón había corrido sin ser visto y permanecía escondido subido a un árbol.

Los cazadores dejaron al tigre enjaulado con la intención de regresar en la madrugada para llevárselo a la ciudad y luego venderlo.

Ante esta situación el ratón comenzó a pensar que había llegado la oportunidad de librarse de la manipulación del tigre y dejar atrás todos sus miedos. ¡Era la hora de ser libre!

Entonces empezó a bajar del árbol lo más rápido que podía, pero al escuchar el despertar y los rugidos del tigre se asustó y resbaló cayendo al suelo. Ahí se quedó por unos instantes para mirar y disfrutar del encierro y la angustia del tigre…, pero finalmente sintió compasión. ¡No podía dejarle abandonado!

Corrió y subió a la jaula y comenzó a roer el tablón de madera que servía para cerrar la puerta hasta que consiguió devorarlo por completo. Respiró profundamente por unos segundos y luego gritó:

_ ¡Ya estás libre! ¡Corre, disfruta de tu libertad porque puede ser que mañana te la roben!

El tigre asustado y con lágrimas en los ojos echó a correr a toda prisa hacia el interior del bosque.

Al día siguiente cuando los cazadores encontraron la jaula vacía comprendieron que el tigre se había escapado y se marcharon entendiendo que perseguirle dentro del bosque era muy peligroso para ellos.



En aquel momento el ratón comenzó a disfrutar de su tranquilidad. Se sentía feliz lejos del tigre y aprovechaba cada día para disfrutar de las cosas que más le gustaban. Se pasaba los días recolectando frutos, trepando, saltando y haciendo algunos agujeritos en los troncos de los árboles.

Pero para su sorpresa, cuando menos se lo esperaba, apareció el tigre diciéndole:

_ ¡Gracias amigo por salvarme! ¡Perdona mi mal comportamiento!

_ ¡Estás perdonado, te puedes ir!_ dijo el ratón decidido a no dejarse manipular por nadie.

_ ¡Quiero ser tu amigo! ¡Te prometo que esta vez todo será diferente!_ exclamó el tigre.

El ratón no  creía lo que estaba escuchando y añadió:

_ Si es cierto lo que estás diciendo tendrás que demostrarlo pero lejos de mi.

Pero el tigre estaba dispuesto a ganarse su confianza y amistad. Así que cada día intentaba hacerle compañía y le llevaba diferentes alimentos.

También lo agarraba con su gran cola y lo montaba encima para llevárselo a  pasear de una manera súper divertida. Hasta que al final consiguió ganarse la confianza del ratón y se hicieron muy buenos amigos.

Autora: María Abreu
Diga el débil: Fuerte soy (Joel 3:10)




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