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sábado, 28 de junio de 2014

El salto a la fama

En un pequeño estanque vivía una ranita de color verde la cual soñaba con ser artista y modelo. Cada día saltaba hacia las hojas que flotaban en el agua para  inflamar su garganta, llenarla de aire  para expulsarlo luego y entonar bien su canción.


Después de un rato cambiaba de escenario y saltaba hacia otra gran hoja. Ahí con sus ojos saltones cambiaba la forma de su mirada, ponía sus manos en su suave cintura y ensayaba con sus piernas largas pasos de modelo.

Su gran amigo el sapito Abelito la observada y la animaba desde el borde del estanque.

Hasta que por fin llegó su gran oportunidad y se  presentó a un casting de cantantes para una productora discográfica y finalmente ganó el concurso con una mayoría aplastante de votos.

Pasaron los meses y la ranita grabó su primer disco y comenzó a viajar por el mundo entero cantando su canción. Vendió millones de discos, ganó un prestigioso premio al mejor álbum musical y la gente la aclamaba.

Fue nombrada por una reconocida revista la ranita más bella del planeta, otra importante revista la nombró la ranita más sexy del mundo. Fue modelo de muchas marcas reconocidas e incluso comió con muchas de las estrellas de las que antes era una de sus fans. Tuvo algunos novios famosos y se sentía feliz porque estaba viviendo su gran sueño.

Había ganado fama, dinero y posición; por eso se construyó una mansión en las alturas de uno de los robles más caros en la mejor urbanización del bosque. 

La mansión tenía una enorme piscina en la que disfrutaba de aguas perfumadas con pétalos de rosas rojas, también poseía un gran gimnasio para mantener su esbelta figura.

No comía insectos ya que su dieta sólo le permitía comer ensaladas de hojas verdes y algunos frutos secos para seguir siendo icono de la moda.

Era noticia mundial y, aunque siempre estaba rodeada de sus fans se sentía muy sola y lloraba cuando nadie la veía.

Había abandonado a sus amigos de la infancia y los momentos importantes no los podía compartir con sus padres porque la fama la llamaba.

Pasados muchos meses comenzó a leer las cartas que le enviaba su amigo el sapito Abelito. Las hojitas estaban secas por el tiempo que llevaban en el buzón.

Se sentía tan vacía y sola que decidió dejarlo todo y volver al estanque para disfrutar con la gente que realmente la amaba, porque la fama un día se acaba y volvemos al mísero olvido.

Pero al llegar al estanque no encontró la manera de integrarse con los suyos y por temor al rechazo se escondió detrás del tronco de un árbol por unos minutos y desde ahí observaba a sus antiguas amigas jugando y saltando de hoja en hoja muy felices en el pequeño estanque.

Se entristeció en gran manera al ver sentado en el borde del estanque al sapito Abelito, el cual estaba escribiéndole una de sus innumerables cartas en una hojita verde. Pasados unos minutos vio una esperanza volando hacia el sapito y éste le entregó la carta para que la llevara al buzón de la casa construida en lo alto de un roble.

La ranita entre lágrimas, sabiendo que la vida está hecha de decisiones dio unos pasos hacia adelante y le llamó. El sapito Abelito no se podía creer lo que estaba viendo y corrió a abrazarla. Las demás ranitas también salieron del estanque para darle una alegre bienvenida.

Al final la ranita comprendió que en lugar de centrarse tanto en buscar el espejismo sobrevalorado de la fama, es mejor disfrutar al máximo de aquellas pequeñas cosas que nos hacen ser realmente felices.

Autora: María Abreu
No te creas más que los otros; recuerda que Dios no tarda en castigar (Proverbios 7:16)



domingo, 15 de junio de 2014

¡Sé quién soy! - Cuento sobre la identidad

En una extensa selva vivía una hiena que criaba a un cachorro de león diciéndole que era un gato y éste se comportaba como un gato, maullaba como un gato y perseguía ratones como un gato.


De esta manera el cachorro de león iba creciendo con un sentimiento distorsionado de su identidad.

Pasados los años el cachorro de león fue creciendo hasta que se hizo un león adulto delgado y débil. Un día aprovechó que la hiena estaba cazando lejos de su guarida para dar un paseo por la selva por primera vez.


En su caminar, se cruzó con una manada de búfalos de robustos cuernos que corrían salvajemente hacia un lugar de la selva donde habían crecido ricas hierbas y ramas verdes.
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El león al verlos maulló muy asustado y se apartó del camino  escondiéndose detrás de un gran tronco.

Un búfalo que se había percatado de la presencia del león le pareció rara la conducta, pero siguió corriendo para que no lo cazara y se lo comiera.

Luego el león continuó su camino y se encontró con dos tigres que le rugieron de una manera muy desafiante.

El león muy asustado maulló unas cuantas veces. Los tigres no podían dejar de reír ante los ridículos maullidos. El león, atemorizado salió corriendo de allí.

Pasadas unas pocas horas todos los animales se enteraron de los maullidos del león y comenzó a ser objeto de burla de todos ellos. En ese momento el león se sintió muy triste y solo por lo que decidió marcharse muy lejos.

Bajo la sombra de un árbol se quedó pensativo. Una mansa paloma posada sobre una rama que le había estado observando le dijo:

_ ¡Veo que no sabes quién eres y por eso no sabes cómo encajar en la selva! ¡Es muy importante que sepas quién eres!

_ ¿Por qué es importante saber quién soy?_ preguntó el león entre dudas.

_ ¡Es importante saber quién eres, porque conociéndote podrás saber cuál es tu función en este mundo! _ explicó la mansa paloma.

_ ¿Y quién soy?_ preguntó angustiado el león.

_ ¡Eres un vencedor! ¡Eres un león! ¡Eres el rey de la selva!_ concluyó la paloma.

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Entonces el león empezó a comprender que la hiena lo había criado haciéndole creer que era un inofensivo gatito y se marchó a buscarla. 

Para su sorpresa, cuando llegó a la guarida, se dio cuenta de que ésta le había preparado una emboscada declarándose como su peor enemiga.

Ante los ataques previsibles de la hiena, el león se subió a una gran roca con mucha valentía y desde ahí emitió varios rugidos graves y prolongados marcando así su territorio. Enfurecido y con un repentino coraje le dijo a la hiena:

_  ¡Sé quién soy! ¡Y sé cuál es mi función en éste mundo! ¡Soy un vencedor, un león, el rey de la selva! 

Este fue el último día que el león se cruzó con la malvada hiena.

Autora: María Abreu


Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. (Romanos 8:37)



miércoles, 11 de junio de 2014

El árbol envidioso

Había una vez un hermoso árbol plantado en un gran bosque, con tronco recto y fuerte de color marrón. Sus ramas eran finas, sus hojas de color verde oscuro y sus flores muy llamativas que muchas veces se convertían en ricas frutas.

En su copa había un nido con dos pichoncitos y cada mañana se podía escuchar a la madre de éstos dando la bienvenida al día que comenzaba a través de su dulce canto.
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Este maravilloso árbol daba sombra y frescor, sus ramas brindaban asientos y cuando éstas jugaban con el viento dejaban caer sus ricas frutas al suelo las cuales servían de suculento alimento.

Sin embargo, a su lado, vivía otro árbol seco, feo y pequeñito que le miraba con mucha envidia.

_ ¿Qué haces para estar tan bello y frondoso? Porque yo lo he intentado y no he podido lograrlo_ preguntó el árbol seco.
..... .....

_ No puedes ser bello y frondoso porque estás podrido de envidia y malos sentimientos en tu interior_ explicó el frondoso árbol.

_ ¿Y qué debo hacer?_ preguntó tristemente el árbol seco con lágrimas en sus dos únicas hojitas.

_ Debes curarte por dentro para que pueda brotar la belleza que duerme en tu interior_ expuso el frondoso árbol.

Entonces el árbol seco reflexionó y decidió sacar todos los malos sentimientos que le habían hecho permanecer podrido y seco durante tanto tiempo. Y desde ese momento la hermosura que había dentro del él comenzó a agitarse haciendo que salieran ramas y hojas verdes, bellas flores y ricas frutas alcanzando así una gran altura.

Ante este interesante acontecimiento ambos árboles lo celebraron  muy felices con un concierto de ruiseñores en sus ramas y se hicieron muy buenos amigos.

Autora: María Abreu

El corazón apacible es vida a la carne; mas la envidia, pudrimiento de los huesos. (Proverbios 13:14)




viernes, 30 de mayo de 2014

La princesa que no quería envejecer


En un gran castillo vivía una joven princesa la cual todos los días miraba en el espejo sus ojos verdes, su largo pelo negro y su cuerpo escultural. Era consciente de su belleza y le preocupaba mucho envejecer; por eso vivía obsesionada con ponerse cremas antiarrugas dos veces al día.

Hasta que un día se cansó de las cremas y los tratamientos de belleza; por esa razón  llamó a uno de sus consejeros para que le diera alguna idea para no envejecer y éste le dijo:

_ Hay un árbol que a las 12:00 en punto de la noche, en su copa nace una hermosa flor blanca, la cual cae al suelo y aquél que logre agarrarla podrá pedir cualquier deseo y le será cumplido.

_ ¿Y cómo se llama ese árbol? _ preguntó la princesa esperanzada.

_ Es el bambú_ respondió el joven consejero.

_ El bambú no tiene flores_ expuso entre dudas la princesa.

_ Sí que la tiene, pero es un gran misterio_ susurró el joven consejero.

_ Entonces llévame a ese lugar para pedir mi más anhelado deseo_ indicó la princesa.

Y así lo hicieron, cada  noche montado a caballo el joven consejero la llevaba al bosque, allí permanecía la princesa con su mirada fija en el bambú para ver el nacimiento de la blanca flor. Sin embargo el joven consejero se quedaba  mirándola fijamente.

Pero conforme iban pasando los meses la princesa se desesperaba y lloraba con la cabeza recostada en el tronco del bambú; porque a las 12:00 de la noche la blanca flor nunca aparecía. Y el joven consejero al ver su sufrimiento se acercó y con voz dulce le dijo:

_ Princesa, es hora de irnos al castillo.

_ No me quiero ir. ¿No ves que van pasando los años? Me saldrán arrugas, me dolerá la cadera y no podré usar tacones; todo por la vejez_ decía la princesa entre lágrimas.

_ No te preocupes por la vejez y, si llega, acéptala de una manera natural dando gracias por todo lo vivido. Realmente basta con sacarle el máximo provecho al día de hoy y ser feliz_ explicaba el joven consejero.

_ ¡No, tú no me entiendes!_ gritó la princesa angustiada.

En ese mismo instante, unos pajaritos se posaron sobre las ramas del bambú e hicieron caca que cayó sobre el hombro de la princesa. Ésta entre gritos, llamó al joven consejero el cual llegó corriendo; pero acto seguido los pajaritos repitieron la misma acción sobre la princesa.

Sin embargo, esta vez, la princesa comenzó a sonreír y al mirar hacia arriba vio que los pajaritos comenzaban a agitar sus alas para irse al sentirse descubiertos.

Entonces la princesa al ver que se escapaban comenzó a correr detrás de ellos entre risas.

Mientras iba corriendo reflexionaba sobre las cosas importantes de la vida y empezó a sentirse libre. En ese instante, cambió de rumbo corriendo con los brazos abiertos hacia el joven consejero.

Éste sentado en el suelo la observaba atónito y, su reacción fue levantarse y esperarla con los brazos abiertos. Se fundieron en un abrazo y segundos después la princesa mirándole a los ojos le dijo:

_ ¡Gracias por este gran momento! El ser humano primero es y, luego decide ser. Mas yo decido ser feliz en mi juventud sin preocuparme tanto por la vejez. Y… definitivamente quiero ser feliz a tu lado.

El joven consejero se quedó sin palabras por unos segundos ante la declaración de la princesa.

_ Yo también quiero ser feliz a tu lado, pues siempre te he amado_ expresó el joven consejero y en ese momento se besaron.

 Los jóvenes se casaron y fueron muy felices incluso en la vejez.

Autora: María Abreu

La gloria de los jóvenes radica en su fuerza; la honra de los ancianos, en sus canas. (Proverbios 20:29)



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sábado, 24 de mayo de 2014

El asaltante del silencio


Cuento sobre el autocontrol


Ramón, un niño de 13 años era atacado continuamente por el asaltante del silencio y, ese asaltante era la Ira que vivía dentro de otro compañero de clases llamado Perencejo.

Perencejo cuando se irritaba arrugaba el rostro y se ponía muy, pero que muy feo y cuando hablaba aumentaba mucho el tono de su voz, también hacía gestos súper exagerados cuando insultaba a Ramón.

Pero ante los insultos, Ramón no le respondía de la misma manera para no poner en peligro su tranquilidad.

Aunque mantener esa tranquilidad a veces era muy difícil; por eso un día pensó en una estrategia para eliminar cualquier resentimiento y odio dentro de él cuando fuera insultado con grotescas palabras.

Así que cada vez que era insultado, en lugar de ponerse triste y comenzar a llorar, se mostraba racional, indolente y tranquilo.

Y esto causó un efecto tan grande y desbastador sobre la Ira de Perencejo, que al no sentirse correspondida, se asfixió en sí misma y explotó desapareciendo por completo.

Autora: María Abreu

La blanda respuesta quita la ira, mas la palabra áspera hace subir el furor (Proverbios 15:1)



lunes, 19 de mayo de 2014

La mariposa que besaba las rosas

Un gran jardín con una pequeña piscina en medio y al lado de la piscina árboles verdes, flores de diferentes colores y unas  plantitas de fresas para el placer de los sentidos.

En este jardín vivía una mariposa que gozaba de los olores de las flores y se posaba al borde de estas para beber del néctar. También algunas tardes se tumbaba sobre sus pétalos para disfrutar de los rayitos del sol.
Pero en el jardín no todo era color de rosas, a veces era atacada por algunos insectos incluyendo al escarabajo. También había días en los que se sentía sola, otros en los que disfrutaba de la compañía de los amigos, momentos en los que sonreía y otros en los que lloraba.

La vida era un desafío constante; pero la mariposa tenía claro que es mejor centrarse en la perseverancia y no en los lamentos. Así que cada día lo disfrutaba al máximo como si fuera el último y por eso besaba las rosas.

Pasaron los años y la mariposa envejeció y también enfermó. La enfermedad era un golpe para su autonomía, porque cada día se iba debilitando e iba perdiendo la libertad de hacer las cosas cotidianas de la vida.

Una tarde acostaba sobre una hoja caída de un árbol, reconocía la fragilidad de la vida y su finitud; por eso oraba y daba gracias a Dios por todo lo vivido hasta que  pasó a vivir a la eterna primavera.

Autora: María Abreu

El hombre dura como la flor del campo, el viento, la rosa y ya no existe (Salmo 103: 15_16)





lunes, 12 de mayo de 2014

LA REBELDÍA DE UN ADOLESCENTE


En una gran ciudad vivía una familia la cual estaba triste porque su hijo Fernando no les obedecía. Este adolescente nunca cooperaba en la casa y siempre gritaba a sus padres.

Sus amigos le tenían mucho miedo porque Fernando mostraba una actitud muy violenta tanto verbal como física, pero esto a él no le importaba, al contrario, le gustaba esta situación porque sentía que  tenía  todo bajo control.

Sus padres estaban muy preocupados y lloraban mucho porque no encontraban la manera de inculcarle la educación y los valores necesarios para que su hijo llegara a ser un hombre de bien en la sociedad. 

 Así que una mañana planearon una salida a las montañas y se lo comunicaron a Fernando el cual les dijo que si le preparaban la mochila con todo lo necesario iría con ellos. Y así lo hicieron sus padres.

Sin embargo, cuando iban de camino Fernando muy enojado daba patadas y puñetazos a los asientos delanteros del coche porque el viaje le estaba pareciendo muy largo y le gritaba al padre para que condujera más rápido.

......
......
La madre muy nerviosa le propuso que cuando llegaran a la montaña jugarían al escondite con la condición de que allí no se podía gritar. A Fernando le pareció algo absurdo e infantil, pero al final aceptó.

Pasaron las horas y cuando llegaron a las montañas Fernando comenzó a contar hasta diez y sus padres se escondieron rápidamente. Luego Fernando comenzó a buscarlos pero al ver que pasaban los minutos e incluso las horas y no podía encontrarlos se desesperó y comenzó a gritar todas las palabras mal sonantes que estaba acostumbrado a decir a sus padres, a los amigos, a los  profesores y a todo el mundo. Pero para su sorpresa, comenzó a notar que sus feas palabras rebotaban y llegaban a sus oídos repetidas veces.

_ ¡Qué horror!_ vociferó asustado al notar que sus palabras chocaban con las paredes de la montaña y regresaban a sus oídos con diferente intensidad.

_ ¡Aquí hay un eco!_ indicó, mientras que el eco nuevamente le devolvió en duplicado el sonido de su voz.
....... ......

Seguían pasando las horas y Fernando continuaba solo sin encontrar a sus padres y, en su caminar un mosquito le picó en una pierna y otra vez comenzó a decir palabras mal sonantes dando patadas y puñetazos al aire. Pero al escuchar que el eco con una gran violencia le devolvía el sonido de aquellas grotescas palabras se puso muy nervioso y se asustó mucho. Entonces en silencio comenzó a pensar que era la hora de intentar cambiar su manera de hablar y actuar porque hasta a él le estaba dando miedo su mala conducta.

Y como ya había llegado la noche regresó al lugar donde había dejado tirada su mochila para ver si encontraba algunas mantas para echarse a dormir. Cuando abrió su mochila se sorprendió al ver que sus padres no sólo le habían dejado mantas, sino también un bocadillo para que cenara.

Con el pan en sus manos comenzó a llorar desconsoladamente y, ahí estaba el eco haciéndole escuchar el dolor de su sufrimiento. Al día siguiente cuando se despertó la primera palabra que dijo con mucha tristeza  fue:

_ ¡Mamá te quiero! ¡Papá te quiero!  ¡Los echo mucho de menos!

El eco le devolvió las últimas sílabas con un sonido suave y agradable al oído.

La madre, que estaba escondida observándolo desde muy lejos con unos prismáticos detrás de una gran roca, al escuchar esas palabras se estremeció su corazón de tal manera que quiso salir corriendo con los brazos abiertos en busca de su hijo. Pero el padre que estaba a su lado le escribió en un papel:

_ ¡Espera, aún no es el tiempo!

Entonces Fernando por primera vez recogió su manta, la dobló muy bien y la guardó en su mochila. Y como no tenía a nadie con quien hablar le dio los buenos días al eco y sonrió al escuchar el sonido duplicado ya que nunca le había dado los buenos días a nadie. Luego comenzó a recoger frutas y desconsolado decía:

_  ¡Cuánto me gustaría compartir estas frutas con mis padres! ¡Los quiero, perdónenme!
Una vez más el eco duplicó estas palabras con sus más bellos sonidos.

Los padres al escuchar tan lindas palabras de arrepentimiento bajaron corriendo de las montañas con los brazos abiertos llamándole y éste al verlos corrió a su encuentro y los abrazó pidiéndoles perdón.

Los padres muy felices jugaron con los sonidos del eco enseñando a Fernando a nombrar las  más bellas palabras…

Autora: María Abreu

No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará (Gálatas 6:7)



miércoles, 23 de abril de 2014

¡QUÉ SE MUERAN LOS FEOS!


¡Qué se mueran los feos! Gritaba triste y acomplejado, cada noche un murciélago, cuando llegaba a  su cueva, después de haber cazado insectos.

Una tarde, colgado boca abajo de la rama de un árbol, contemplaba la belleza de un pavo real, que se paseaba por el bosque,y al compararse con él,entre lágrimas gritaba: ¡Qué se mueran los feos!

Unos niños, que estaban de paseo por el bosque, lo vieron colgado de la rama de un pequeño árbol, se acercaron y le pusieron un cigarro en la boca.

El murciélago fumaba y los miraba mientras estos se reían, pero luego llegó la madre dando voces:

_ ¡Suelten ese feo murciélago!

Entonces el murciélago se marchó y se colgó de la rama de otro árbol.

Desde ahí contempló, cómo las personas maravilladas con la belleza del pavo real, le acariciaban el plumaje de color azul con reflejos verdes.

El pavo real, con gran orgullo, les exhibía el extraordinario abanico de varios colores, que constituía su cola.

En ese momento el murciélago recordó su piel color marrón, su cara y orejas pequeñas y entre sollozos volvió a gritar: ¡Qué se mueran los feos!

Pero un ruiseñor, que lo estaba escuchando se acercó a decirle:

_ No te acomplejes de tu físico.  La belleza es una simple sensación del sentido de la vista y muchas veces puede ser engañosa.

_ ¡Es que soy muy feo! ¡Me gustaría ser tan hermoso como ese pavo real! _ explicó entre sollozos el murciélago.

_ Ya eres hermoso, simplemente debes mostrarte como eres, aportando al mundo de una manera firme todo el talento y toda la belleza que hay en tu interior_ sugirió el ruiseñor.

Al escuchar, esto el murciélago se animó a salir cada noche a polinizar las flores del pequeño bosque.

Transportaba el polen de una flor, hacia otra flor, para que produjeran semillas y frutos.

A la mañana siguiente, desde su cueva, el murciélago observó que el bosque estaba muy florecido, entonces reflexionó y  dijo:

_ ¡Yo también, soy parte, de la belleza de este mundo!
Autora: María Abreu

En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas (Hechos 10:34)


domingo, 20 de abril de 2014

CÓMO SER FELIZ

Un niño de doce años de edad se dispuso a buscar la felicidad en todas las cosas y en cada circunstancia de la vida.

Y una tarde decidió coger su cuaderno para escribir su plan de felicidad el cual estaba dispuesto a cumplir al pie de la letra.

Aunque sabía que su plan requería de gran esfuerzo y constancia, estaba dispuesto a cumplirlo y, esto fue lo que escribió: tendré un sueño que cumplir, venceré todos mis miedos, haré del conocimiento mi mejor aliado, viviré en paz con los demás y aumentaré todos mis bienes materiales.

Pasaron los años y este niño creció y cumplió muchos de sus sueños, e incluso llegó a ser un rico empresario.

Pero veía que su plan de felicidad cada día iba cuesta abajo porque aunque tenía éxito y disfrutaba de muchas cosas sentía que todo era muy pasajero.

 Esto hacía que se encontrara muy frustrado porque se daba cuenta que realmente aún no había encontrado la felicidad.

Y para su pesar, todos los días cuando aparcaba su lujoso coche cerca de la empresa veía a un mendigo que amablemente siempre le saludaba con una sonrisa. Hasta que un día muy molesto decidió acercarse a preguntarle:

_ ¿Eres feliz, o sólo sonríes por las pocas monedas que te dan?

_  ¡Sonrío porque soy feliz,  he encontrado la felicidad!_ respondió el mendigo.

_ ¿Cómo puedo ser feliz? Porque yo llevo años buscando la felicidad_ volvió a preguntar el empresario.

_ ¡La felicidad está en el hombre que encuentra la verdad y la sigue!_ contestó el mendigo.

_ ¿De qué verdad me hablas? ¿A quién tengo que seguir?­_ curioseó el empresario.

_ ¡Jesús es la verdad!  Tú necesitas llenar tu alma de la felicidad y de bienestar eterno que sólo él te puede dar_ aclaró el mendigo.

Entonces el empresario, dejándole una gran cantidad de dinero se marchó con la disposición en su corazón de buscar la felicidad en Jesús.

Autora: María Abreu
La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. (Lucas 12: 15)






martes, 1 de abril de 2014

LLUVIA,TRUENO Y TRUENOS EN EL BOSQUE

Los ruiseñores le entonaban un dulce canto al amanecer, las flores se despertaban abriendo sus coloridos pétalos y los insectos comenzaban a trabajar sobre los troncos y las ramas de los árboles.

También un conejito salía de su madriguera dando saltitos porque aprovecharía el comienzo del día  para recolectar granos y zanahorias. Se divertía saltando por encima de las plantas gramíneas y de vez en cuando cortaba hierbas con sus incisivos superiores. También se recreaba rodando por el suelo.

¡Todo era maravilloso! ¡Un día soleado! Una nueva oportunidad para hacer las cosas que más le gustaban en el bosque.

Pero de repente, unas nubes negras provenientes de las altas montañas viajaban con la fuerza del viento y amenazaban con  acercarse al centro del bosque. El viento soplaba cada vez más fuerte y las gotitas de agua comenzaban a caer y a evaporarse por el calor de la tierra.

Pasaban los segundos, las gotas se hacían cada vez más grandes y se precipitaban sobre el suelo repetidamente formando grandes charcos de agua.

El conejito con sus pelos mojados miró para todos los lados pensando a dónde iría a refugiarse. ¡Estaba solo y asustado!

Pero la lluvia seguía cayendo, los truenos y relámpagos rugían de tal manera que parecía que el cielo iba a desplomarse. Entonces el sol decidió esconderse dejando el bosque a oscuras. También los pájaros se ocultaron y las águilas decidieron volar por encima de la tormenta.

Entonces el conejito espantado corrió y se escondió aferrándose al tronco de un árbol. Pero al ver a lo lejos que un rayo partió un gran árbol en dos, se dio cuenta que estaba en el refugio equivocado.

Corrió nuevamente mezclándose sus lágrimas con la lluvia que caía, su corazón latía tan fuerte que sentía que se iba a desmayar. Pero levantó la mirada y vio una enorme roca con sus más altos picos y corrió hacia ella hasta que encontró refugio en una pequeña cueva. Allí arriba permanecía cobijado pensando que los tiempos difíciles no duran para siempre. 


Autora: María Abreu. ( Con cariño  para Yolanda).

Sólo Dios es mi salvación y mi roca; porque él es mi refugio, jamás resbalaré. (Salmos 62:2)





lunes, 31 de marzo de 2014

Una idea diferente en navidad

Era el mes de diciembre, la profesora les había pedido a los alumnos que preparan un dibujo de navidad, los cuales serían presentados a un concurso.

Todos los niños se pusieron manos a la obra. Realizaron dibujos del pesebre, del nacimiento del niño Jesús y de Papá Noel  con diferentes  colores e incomparables formas.

Y cuando llegó el día de dar a conocer el nombre de ganador, premiaron al niño Andy.

Pero Carla no estaba de acuerdo con el fallo del jurado. Le parecía injusto y poco creíbleque, que el dibujo de Andy fuera el ganador, porque ella  entendía,  que su dibujo era el más bonito y el mejor decorado.

En la tarde, cuando la madre fue a buscarla a la escuela, la vio con cara de enojada y le preguntó el motivo.

Entonces Carla le contó todo lo sucedido y añadió, que el dibujo de Andy daba asco.

La madre guardó silencio por unos minutos y luego preguntó:

_ ¿Qué dibujó Andy?

_ Dibujó dos gusanitos, dentro de una manzana, celebrando la navidad_ contestó Carla.

La madre, sorprendida y con una sonrisa en los labios ,la miró a los ojos y le dijo:

_ Andy ha ganado, porque el jurado ha valorado su creatividad. Escucha, quiero que nunca olvides esto: La creatividad, es mucho más importante que la rutina.

Al escuchar esto, Carla tomó la mano a su madre y se marchó feliz pensando en darle la enhorabuena a su amigo Andy.

Autora: María Abreu

No te apresures en tu espíritu a enojarte, porque el enojo reposa en el seno de los necios. ( Eclesiastés 6:9)





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