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miércoles, 10 de febrero de 2016

EL ÁRBOL DE LOS VALORES

Había una vez un bosque que tenía muchos árboles y coloridas flores. Allí las mariposas enlazaban cientos de colores mientras que otras se embriagaban con su dulce néctar.

A veces, estas mariposas, por los penetrantes rayos del sol, se vislumbraban de color plata y otras de color oro.

......... ......
El hada Sarita que recientemente había llegado al bosque se maravillaba mirando la fraternidad del paisaje. Hasta que fijó su mirada sobre una mariposa que con un mágico aleteo colocaba diferentes valores a las hojas de los árboles.

Asombrada por lo que estaba viendo, el hada Sarita se acercó a preguntar:

_  ¿Por qué esos árboles son tan hermosos?

La mariposa Rosa que era la guardiana de los árboles con una dulce sonrisa contestó:

...... ....
_ Su belleza se fundamenta en que sus hojas están construidas en valores humanos.

_ ¿Qué son los valores?_ curioseó el hada Sarita.

_ Los valores son los que hacen que las personas sean mejores cada día_ reveló la mariposa Rosa.

Al enterarse de esto, el hada Sarita pidió que le enseñara a construir el árbol de los valores y la mariposa Rosa le entregó unas hojas para que los seleccionara.

En ese momento el hada Sarita escogió el valor de la dignidad y la responsabilidad para las raíces.  El valor de la integridad para el tronco. El valor de la amistad y el respeto para las ramas.  

Y finalmente el valor del autocontrol, el diálogo, el esfuerzo,  el trabajo, la valentía, la autoestima y  la diversión para las hojas.

Después de haber terminado de construir el árbol de los valores se marchó a jugar.Volando libremente por el bosque, dejaba un círculo de luz tras su vuelo para que las mariposas lo atravesaran.

En seguida, bajaron a los llanos del bosque, formaron un círculo sobre las verdes hierbas y bailaron alegremente. Entre cantos y música el hada Sarita aprendió a bailar el vals de las mariposas.

Y con ese mismo baile se acercó al árbol de los valores; pero lloró tristemente cuando descubrió que su árbol era el único que no había florecido. Viendo la mariposa Rosa el llanto del hada  se acercó a explicarle.

_ Tu árbol no ha tenido flores porque entre todos los valores que te di a escoger no escogiste el valor más importante.

_ ¿Y cuál es el valor más importante? _ preguntó el hada Sarita entre lágrimas.

_ ¡El valor más importante es el amor!_ reveló la mariposa Rosa.

Al escuchar esto, el hada Sarita voló velozmente y colocó el valor del amor sobre el árbol y éste comenzó a florecer.

Con este acontecimiento el hada Sarita entendió la importancia de los valores y sobre todo... el valor del amor.

Autora: María Abreu


LEER EL CUENTO EN INGLÉS: Virtue tree

Siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor. (Efesios 4:2) |







miércoles, 6 de enero de 2016

El marinero y la sirena


Sentada sobre la roca de una isla, la descubrió peinando su largo cabello ondulado como las olas, miró sus ojos azules salvajes como el mar y la parte inferior del cuerpo que se movía de derecha a izquierda cubierta con el agua.


_ ¿Eres una sirena? _ preguntó el marinero.

_ ¡Las sirenas sólo existen en los cuentos fantásticos!_ respondió ella con dulce voz.

Seguidamente comenzó a adornar su pelo con pequeños corales mientras le contaba leyendas de marineros y sirenas.

_ ¡Juraría que eres una sirena!_ afirmó el marinero.

Mas ella sólo sonreía con sus ojos y guardaba silencio.

_ ¡No puedes negar tu propia existencia!_ comentó el marinero.

Al escuchar esto, unas lágrimas comenzaron a caer de sus ojos. 

_ ¡Disculpa si te he ofendido, no quiero verte llorar!_ se lamentó el marinero.

Pero ella con una atractiva sonrisa le pidió que le hiciera una pulsera entregándole sus lágrimas que se habían convertido en perlas.

El marinero se sorprendió con el acontecimiento y con las perlas en sus manos suspiró y dijo:

_ ¡Esto parece un sueño!

_ Pues… Persigue tus sueños, para que puedas encontrar tu destino_ sugirió ella y posteriormente se lanzó a las profundidades del agua.


Autora: María Abreu


Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al Señor es digna de alabanza. (Proverbios 31:30)




miércoles, 21 de enero de 2015

El hada hechizada

Rosángel era un hada que vivía tras la cortina de una cascada. Cada noche salía de la cascada y caminaba sobre los claros del bosque rumbo a su mágico castillo de paredes semitransparentes. Allí se sentaba en la terraza y  bajo la luz de la luna hidrataba su piel con aceites de rosas.

Una noche, cerca del castillo, escuchó el aullido de los lobos y le preocupó mucho escuchar a una persona pedir auxilio. Corrió hacia el lugar y se detuvo al ver a un hermoso príncipe que estaba muy asustado porque una manada de lobos lo estaban rodeando.

El hada se acercó a los lobos y observó en sus ojos el reflejo de la luz de la luna llena.  Los miró fijamente e hizo que éstos cayeran al suelo rendidos de sueño. Después miró a su alrededor para tranquilizar al príncipe, pero éste ya no estaba.

Decidida a marcharse caminó un poco pero se detuvo cuando escuchó una voz que gritaba:

_ ¡No te vayas, espera un momento por favor!

El hada buscó con su mirada a la persona que le hablaba y sonrió al ver al príncipe encaramado a un árbol. Éste comenzó a bajar despacio y justamente cuando estaba llegando a la base del tronco resbaló y se cayó. Muy avergonzado se levantó y se acercó al hada diciéndole:

_ Perdona, entiendo que yo debía protegerte contra los lobos; pero el espíritu de supervivencia me dominó.

El hada con una dulce sonrisa en sus rosados labios dirigió la mirada hacia el suelo y luego la levantó para mirar al príncipe a los ojos con una inquietante pregunta:

_ ¡Es peligroso caminar por el bosque de noche! ¿Qué buscabas?

_ Algunas noches vengo a buscar grillos para llevarlos como mascotas y que canten en mi jardín_ respondió el príncipe.

Sobraban las palabras, el hada y el príncipe se enamoraron y cada noche el príncipe iba al bosque para verla. Hasta que una noche decidió preguntarle:

_ ¿Por qué no puedo verte de día bajo la luz del sol?

El hada tristemente comenzó a contarle:

_Una malvada bruja me lanzó un hechizo condenándome a vivir en la oscuridad. Si un rayo de sol tocara mi piel me derretiría y me convertiría en agua para siempre. Y para ocultarme de los rayos del día, me escondo tras la cortina de esta cascada.

Mientras el príncipe y el hada continuaban hablando sentados cerca de la cascada porque ya estaba cerca el amanecer, la malvada bruja los observaba desde la rama de un árbol convertida en un murciélago. La bruja que envidiaba la belleza del hada lanzó unos polvos mágicos y la durmió.

El príncipe al verla durmiendo intentó ponerla a salvo bajo la sombra de un árbol, pero el amanecer trajo consigo los penetrantes rayos del sol que al tocar la piel del hada  la convirtieron en agua.

El príncipe que en ese momento la tenía en sus brazos, veía cómo el agua caía des sus brazos al suelo y corría hacia el río arrastrada por su corriente.

Llorando de impotencia, el príncipe no quería moverse de aquel lugar. Sin embargo un duende que conocía los hechizos de la malvada bruja lo estaba observando detrás de un tronco y decidió acercarse para ayudarle explicándole:

_ Lánzale rosas al río. Las rosas llevan consigo un sentimiento de amor y tienen ausencia de maldad. De esta manera romperás el hechizo de la malvada bruja.

El príncipe sin mediar palabras corrió y buscó 12 rosas las cuales lanzó al río. En ese instante el río mágicamente dio un giro y formando un remolino de agua lanzó al hada a la orilla.

Sonriendo de felicidad el príncipe la abrazó. Luego mirando al duende y dándole las gracias le pidió  que se fuera a vivir con ellos al castillo de la ciudad real.

Allí fueron muy felices porque vivieron sin ningún tipo de rencor a pesar de las maldades de la bruja. Sin embargo, a ésta la mató la envidia.

Autora: María Abreu

Es cierto que al necio lo mata la ira, y al codicioso lo consume la envidia. (Job 5:2) 




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