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domingo, 2 de septiembre de 2018

JONÁS - Guion de teatro infantil


Escena I

Narrador: Nínive era una ciudad en la que sus habitantes eran extremadamente crueles y violentos. Estos pecados llegaron a la presencia de Dios, por eso Dios llamó a Jonás para indicarle:

Jehová: Jonás, Jonás levántate, necesito que vayas a Nínive.

Jonás: ¿Para qué quieres que vaya a Nínive, Señor?

Jehová: Quiero que les digas que su maldad ha llegado delante de mí. Predícales que se arrepientan du sus maldades.

Escena II

Narrador: Pero Jonás en lugar de obedecer el mandato se subió en un barco rumbo a la ciudad de Tarsis para escapar de la presencia de Dios.

Pero Dios viéndole dentro del barco sopló un viento recio sobre el mar y levantó una gran tormenta que movía el barco como si fuera un simple juguetito.

Las olas zarandeaban el barco de aquí para allá y de allá para acá, y los marineros tuvieron tanto miedo que empezaron a gritar a sus dioses:

Marineros: dios del sol, dios de la luna, dios del viento ayúdanos por favor, no queremos morir en esta tempestad.

Marinero 1: ¿Qué podemos hacer? ¡Este barco se hunde!

Marinero 2: Tiremos parte de nuestro cargamento al mar para que el barco no se hunda.

Narrador: Todos los marineros luchaban juntos intentando mantener el barco a flote, pero el patrón del barco al percatarse de que Jonás no estaba en el grupo decidió bajar al interior del barco y para su sorpresa encontró a Jonás profundamente dormido.

Patrón del barco: ¿No te das cuenta de que nos estamos hundiendo? Levántate dormilón y clama a tu Dios a ver si tiene misericordia de nosotros y no nos hundimos.

Narrador: Jonás rápidamente se levantó y escuchó a los marineros preguntándose por quién les había sobrevenido esa gran tempestad.

Marineros: Echemos suerte para saber por quién de nosotros se ha levantado esta gran tormenta.

Narrador: Los marineros cogieron una moneda, Jonás veía cómo la moneda iba descartando a los demás hasta que finalmente esta le señaló a él como el culpable de haber desobedecido a Dios. Entonces los marineros mirando fijamente a Jonás le preguntaron:

Marinero 1: ¿Dinos por qué nos ha venido esta tormenta? ¿De dónde eres?

Jonás: Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra.

Marinero 2: ¡Por desobedecer a Dios nos has puesto a todos en peligro! ¿Por qué has intentado huir de su presencia?

Narrador: Mientras los marineros continuaban interrogando a Jonás el mar se iba embraveciendo más y más….

Marinero 3: ¿Qué podemos hacer contigo para que el mar se tranquilice? ¡No quereos morir!

Jonás: Tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros.

Marineros: ¡No podemos hacerte esto Jonás, morirás al instante! ¡Volvamos a tierra!

Narrador: Pero mientras intentaban volver a tierra el viento soplaba tan fuerte que el choque de las olas hacían crujir hasta el último rincón del barco. Y los marineros tuvieron tanto miedo que clamaron a gran voz:

Marineros: Te rogamos ahora, Jehová, que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente; porque tú, Jehová, has hecho como has querido.
Narrador: Dicho esto, tomaron a Jonás y lo lanzaron al mar y en ese mismo instante se calmó la tempestad.

Escena III

Narrador: Jonás dentro del mar intentaba nadar para mantenerse a flote, pero Dios en su misericordia envió a  un gran pez que se lo tragó de un bocado.

Dentro de las entrañas del pez unas algas marinas rodearon la cabeza de Jonás. Tenía miedo, todo allí era oscuro. Pero podía respirar y también podía hablar.

Ahí dentro, en medio del miedo y la oscuridad Jonás se acordó  de que había desobedecido a Dios y muy arrepentido empezó a orar:

Jonás: “Desde mi angustia clamé a Jehová y él procedió a responderme. Desde el vientre del Seol grité por ayuda. Oíste mi voz.

Narrador: Pasaron tres días y tres noches y el pez vomitó a Jonás en tierra seca, exactamente en Nínive, la ciudad donde Jehová le había mandado ir a predicar.


Escena IV

Narrador: Comenzó Jonás a caminar por la ciudad y pregonaba diciendo:

Jonás: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida si no se arrepienten de sus maldades.

Narrador: El mensaje de Jonás llegó hasta el rey de Nínive que creyó en el mensaje de Jonás y decretó lo siguiente:

Rey: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna, no se les dé alimento, ni beban agua. Clamemos a Dios fuertemente y arrepiéntanse cada uno de sus maldades. Para ver si Dios tiene misericordia de nosotros y no nos destruye.

Narrador: Y vio Dios que se convirtieron de su mal camino y decidió no destruir a Nínive. 

Reflexión: Finalmente Jonás aprendió que cuando obedecemos a Dios nos va mejor en la vida, porque él nos guarda del mal y nos cuida. Jesucristo es el mejor modelo de la obediencia, la biblia dice:

 Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. (Juan 4:34)

También Jonás comprendió que cuando nos arrepentimos de nuestros pecados Dios nos perdona.

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. (1 Juan 1:9)




domingo, 19 de marzo de 2017

EL ARCA DE NOÉ - Guion de teatro infantil corto

Escena I

Narrador: Un día Dios se puso muy enfadado porque había mucha maldad y violencia en la tierra.  Mirando  Dios a todas las personas observó a un hombre que era muy bueno llamado Noé:


Dios: Noé, Noé, he visto que hay mucha maldad y violencia en la tierra, pero he hallado integridad en ti y quiero salvarte del gran diluvio que ha de venir. Noé, debes construir un arca porque voy a destruir el mundo con un diluvio de aguas.

Noé: Pero Señor Dios, nunca ha caído agua sobre la tierra. ¡Todas las personas se burlarán de mí! ¿Además cómo voy a construir un arca?

Dios: Construye el arca de madera, píntala de alquitrán, caliéntala con brea para que no pases frío y ponle un gran farol. Caerá un gran diluvio de aguas sobre la tierra y todo ser viviente morirá.

Noé: ¡Señor ten piedad!

Dios: Estoy muy enojado porque hay mucha maldad sobre la tierra. Construye el arca para que puedas salvarte. Destruiré el mundo con un diluvio de aguas.

...... .....
Narrador. Al escuchar estas palabras Noé le creyó a Dios y se puso a construir el arca  junto con su familia. Sin embargo todas las personas se burlaban de él diciendo que estaba loco porque nunca había caído agua sobre la tierra.

Escena II

Noé: Arrepiéntanse, Dios va a destruir el mundo con un diluvio de aguas. ¡Vamos, ayúdenme a construir el arca!

Narrador: Pero nadie hacía caso, todas las personas se burlaban de Noé.

Personas malvadas: ¡Jajajajajajja, estás loco, estás loco!

Noé: Arrepiéntanse de sus maldades, Dios va a destruir el mundo con un diluvio de aguas.
....... .......

Personas malvadas: ¡Jajajjajajaja, tú estás loco, nunca ha caído agua del cielo! ¡No le creas a ese Dios!

Noé: ¡Ustedes tienen una oportunidad para arrepentirse! Vengan, ayúdenme a construir el arca, podremos entrar en ella y salvarnos del gran diluvio a aguas.

Personas malvadas: ¡Jajajajajaja, tú y tu Dios están locos! ¡Nunca ha caído agua del cielo! ¡No te creo, no te creo. No te ayudaremos!

Narrador. Pero como Noé le creyó a Dios continuó construyendo el arca. No obstante las malvadas personas seguían haciendo cosas malas y no paraban de burlarse de Noé entre cantos y risas.

Personas malvadas: ¡Jajajjajajajaja! ¡Tú estás loco! No es cierto lo que dice tu Dios. ¡No viene ningún diluvio!  ¡No viene ningún diluvio!

Escena III

Narrador: Las personas malvadas continuaban burlándose. Pasado el tiempo Dios volvió a llamar a Noé:

Dios: Noé, Noé,  ya el arca está terminada. Ahora debes meter una pareja de animales de cada especie en el arca.

Narrador: Y Noé una vez más obedeció a Dios y comenzó a meter una pareja de animales dentro del arca para conservar la especie.

-          Un león y una leona entraron rugiendo: ¡Groar! ¡Grrrr!
-          Un perrito y una perrita entraron ladrando: ¡Guau, guau!
-          Un gato y una gata entraron maullando: «Miau, miau, miau.
-          Un burro y una burra entraron rebuznando: Hi-aaa, Hi-aaa»
-          Un lobo y una loba entraron aullando: ¡Auuuuuu, auuuu!
-          Una gallina y un gallo entraron cacareando: ¡Quiquiriquí! 
-          Una ranita y un sapo entraron croando: ¡Croa-croa! ¡Croa-croa!
-          Una pareja de pajaritos entraron piando: ¡Pío! ¡Pío!
-          Una parejita de grillos entraron cantando: ¡Cri-cri! ¡Cri-cri!

Narrador: Cuando Dios vio que ya habían entrado todos los animales al arca le dijo a Noé:

Dios: Bien Noé, ahora entra tú y tu familia al arca porque el gran diluvio de aguas comenzará a caer.

Noé: Familia, familia, corran, entremos al arca. El diluvio de aguas va a comenzar a caer, entremos al arca…, entremos al arca….

Narrador: Cuando Noé y su familia entraron al arca, precipitadamente comenzó a llover. La lluvia caía y caía acompañada de truenos, relámpagos y no paraba de llover. Las aguas comenzaban a crecer sobre la tierra de tal manera que el arca empezó a flotar sobre sobre las superficie de las aguas.

personas malvadas: Noé, Noé, ábrenos la puerta, nos estamos ahogando. Ábrenos la puerta. Abreeee…., tenemos miedo…

Narrador: Sin embargo ni Noé, ni su familia, ni los animales tenían miedo porque sabían que Dios los estaba cuidando. Y de vez en cuando se acercaban a la ventaba del arca para ver la lluvia caer.

Personas malvadas: Noé ábrenos la puerta, nos estamos ahogando con este gran diluvio de aguas, abre…, abre la puerta…, abre…, abre…

Narrador: Pero ya era tarde, Dios había cerrado la puerta del arca. Y definitivamente las malvadas personas se ahogaron junto con todas las personas que habían hecho cosas malas delante de Dios.

Escena IV

Narrador: Pasados muchos días dejó de llover y Dios sopló y sopló un fuerte viento sobre la tierra y esta se secó. Entonces el arca desembarcó en la cima de una montaña y Noé, su familia y todos los animales salieron del arca.

Noé: ¡Gracias Dios por haberme salvado del diluvio! Siempre te voy a obedecer y nunca dejaré de creer en ti.

Dios: Mira hacia el cielo Noé.

Noé: ¡Wao! ¡Un arcoíris!

Dios: Ese arcoíris que estás viendo es símbolo de mi promesa: nunca más destruiré el mundo con un diluvio de aguas.

Noé: ¡Muchas gracias Dios! ¡Siempre te obedeceré  y siempre haré cosas buenas para agradarte!

Narrador: Amiguito, amiguita, de esta manera Dios salvó a Noé del gran diluvio de aguas. Y Noé vivió toda su vida obedeciendo a Dios y fue muy feliz junto con toda su familia y todos los animales que se habían salvado.

Reflexión: Quiero decir a todos los aquí presentes que la historia de Noé nos enseña el mensaje de la salvación. Así como Noé y su familia pasaron a través de una puerta para entrar al arca y salvarse del Diluvio, Dios también ha provisto una puerta de salvación a través de  su hijo Jesucristo para salvarnos y darnos vida eterna: ‘Yo soy la puerta: el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos’. (Juan 10:9)
Autora: María Abreu
(Génesis 7-9)


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