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miércoles, 17 de mayo de 2017

El príncipe y la sirena, Capítulo III

               El espíritu de los piratas



Una tarde de verano el dios Forcis, dios marino y padre de las sirenas salió de vacaciones con Nereo padre de las nereidas. Ambos tomaron forma humana y salieron del mar yéndose al lago del bosque.


Allí disfrutaban junto a las ondinas, ninfas acuáticas de espectacular belleza que habitaban en el lago azul del bosque



Mientras que en las profundas aguas del mar la sirena Sahira y la sirena Rina visitaban a sus amigas las nereidas.

La sirena Sahira y la sirena Rina, surgían entre las olas del mar jugando y danzando con sus amigas las nereidas, pero mientras jugaban una extraña luz de color roja las perseguía.

_ ¡Nos está persiguiendo una extraña luz!_ dijo la sirena Rina muy asustada.

_ ¿Pero qué cosa es esa? _ preguntó la nereida Silfa.

_No huyan de mi presencia sirenas y nereidas. Soy el fantasma de los piratas. Yo gobernaré el mar con sus criaturas. Comenzaré por ustedes por ayudar a los marineros a surcar los procelosos mares y no dejar que mis piratas hagan bien su trabajo que es el de capturar barcos en busca de fortuna y dinero_ dijo el fantasma de los piratas dentro de un esqueleto humano.

_ ¡Oh! Es el fantasma de los piratas y nuestro dios Forcis no está aquí para ayudarnos _ comentó la sirena Sahira muy asustada.

_ Tienes razón, tu dios Forcis, el dios de este mar se ha ido y desde ahora yo gobernaré sobre todas las criaturas marinas _ indicó el fantasma de los piratas.

El fantasma de los piratas le hizo el llamado a una gigantesca ballena. Esta llegó preguntando:

_ ¿En qué puedo servirle amo fantasma?

_ Abre tu gran boca y trágate a la sirena Sahira _ señaló el fantasma de los pirata.

La gigantesca ballena abrió su gran boca y se tragó completamente a la sirena Sahira. Ésta intentó escapar nadando pero no lo consiguió.

_ ¡Ya está tragada! Puedes marcharte, espero que no te haya dado mala digestión _ dijo el fantasma de los pirata entre burlas.

_ ¡Pagarás por esto, deshonrado y malvado fantasma! _ gritó la nereida Dashira.

_ ¡Lo pagarán ustedes! A partir de ahora yo tengo el control _ expresó el fantasma de los piratas.

La sirena Rina y las tres nereidas intentaron hechizar al fantasma con sus cantos y sus embrujos pero no pudieron.

_ Amigas nereidas y sirenas, no soy un simple humano al que ustedes seducen y embrujan con su dulce y hechicero canto. Tengo el poder de aparecer y desaparecer. Soy un lindo espíritu sin cuerpo metido en este esqueleto humano que encontré aquí en el mar, me veo muy bien dentro de él _ dijo el fantasma pirata.

Dicho esto llamó a cuatro grandes serpientes marinas para que atraparan a las tres nereidas y a la sirena Rina.

Las cuatro serpientes atraparon a las tres nereidas envolviéndola con su cola y luego la lanzaron a una antigua jaula.

Pero cuando una de las serpientes intentó atrapar a la sirena Rina ésta dio un gran salto hacia la superficie del agua. En ese momento la bruja Marileyda volaba por encima del  mar convertida en un gigantesco murciélago y viendo el salto de la sirena Rina muy sorprendida dijo:

_ ¡Eso que ha saltado a la superficie parece una sirena! No lo puedo creer…, las sirenas no existen, quizás fue un gran pez. Creo que los años me están traicionando la vista ¡Mejor me voy al bosque!

La serpiente marina también nadó y subió a la superficie del agua atrapando a la sirena Rina en el aire y la metió en la jaula.

_ ¡Sácanos de aquí espíritu de los piratas! _ ordenó la nereida Nadia.

Pero el espíritu de los piratas seguía con su maquiavélico plan de destruir a las sirenas y a las nereidas para que no siguieran ayudando a los marineros en los peligrosos mares.

Atrapada dentro de la jaula la sirena Rina comentaba a las nereidas:

_Mi hermana la sirena Jarisna sabe las letras de una canción que ahuyenta a los fantasmas.

En ese instante el fantasma de los piratas mirando a las sirenas comenzó a producir una extraña vibración y un espantoso ruido que hizo estremecer las aguas del mar. Inmediatamente comenzaron a reunirse frente a él diferentes animales acuáticos.

_ ¡Ha llegado uno de los animales que más necesito! ¡Bienvenido a la función mi amigo  calamar gigante!_ señaló el fantasma de los piratas.

_ ¿En qué puedo servirle amo? _ preguntó el gigantesco calamar.

_ Necesito que abraces a los barcos con tus tentáculos, los hundas en el mar y los traigas hacia mí _ explicó el fantasma pirata.

Mientras, en la ciudad real, la princesa Jarisna pensaba en sus hermanas, por tal razón se acercó a su esposo el príncipe Marcos diciéndole:

_ Hoy el día está soleado, me gustaría ir al mar a darme un baño.

_ ¡Es cierto, el día está hermoso, yo iré contigo, así nadamos juntos!_ sugirió el príncipe Marcos.

_ Perdona príncipe Marcos,  pero me gustaría ir sola, sino te importa. Otro día vamos juntos _ dijo la princesa Jarisna.

_ Está bien princesa, iré a la sala de música y tocaré el piano. ¿Regresarás pronto verdad? _ preguntó el príncipe Marcos.

_ Sabes que cada vez que voy al mar sólo me quedo dos horas bañándome _ explicó la princesa Jarisna despidiéndose con un beso.
 
Cuando la princesa Jarisna llegó al mar se lanzó a las aguas convirtiéndose en una hermosa sirena y comenzó a nadar rumbo a la cueva de las sirenas para encontrarse con sus hermanas, sirena Rina y sirena Sahira.

_ ¿Qué extraño, mis hermanas no están aquí? _se preguntó la sirena Jarisna.

Nadaba por los alrededores de la cueva y no encontraba a sus dos hermanas, entonces entonó el canto de las sirenas el cual era la manera habitual de comunicarse, pero sus hermanas no respondieron.

 _ Mis hermanas no han respondido a mi canto. Creo que algo les habrá pasado _ pensó la sirena Jarisna muy preocupada. 

Luego salió de la cueva y nuevamente entonó el canto de las sirenas.

Este dulce canto escucha
Como un tierno niño en su cuna
Duerme bajo la dulce melodía
Que mañana brillará un nuevo día

Duerme que el azul del mar
Te hará dormir y descansar
Duerme que ya tienes en tus manos
El descanso tan anhelado

No es verdad que estás en peligro
Son cuentos tristes que te han leído
Duerme que alguien cuida tus sueños
No creas que Dios está tan lejos

La sirena Rina atrapada en la jaula escuchó el canto de su hermana y respondió entonando el mismo canto.  


Entonces comenzó a nadar hacia el Oeste muy preocupada pensando que sus hermanas estaban en peligro. Cuando llegó al lugar descubrió a la sirena Rina y a las nereidas atrapadas dentro de una jaula.

_ ¿Qué ha pasado aquí? ¿Quién las ha metido en esta jaula? _ preguntó la sirena Jarisna muy sorprendida.

_El fantasma de los piratas nos ha metido aquí. El dios Forcis está de vacaciones en el lago del bosque _dijo la nereida Dashira.

_Por eso el fantasma de los piratas está haciendo de la suya, quiere matarnos porque ayudamos a los marineros a surcar las aguas del mar y los salvamos cuando están en peligro_ explicó la nereida Nadia.

_  ¿Rina, por qué lloras? _preguntó la sirena Jarisna.

_ ¡Primero sácanos de aquí antes que llegue el fantasma de los piratas dentro de su espantoso esqueleto humano! ¡Luego te contamos todo!_ sugirió la nereida Silfa.

_ ¿Y por qué no han utilizado su canto para hechizar al fantasma de los piratas? _preguntó la sirena Jarisna a la vez que intentaba abrir la jaula.

_Porque nuestro canto y nuestro embrujo no funcionan con los espíritu, sólo tú sabes el canto de los fantasmas.

_ ¡No puedo abrir esta jaula está muy pesada! Llamaré a los peces sierra para que la corten  _dijo la sirena Jarisna.

La sirena Jarisna vocalizó un bramido y los peces sierra llegaron al lugar y cortaron la puerta de la jaula con sus afilados dientes.

_ ¡Gracias queridos amigos!_ expresó la sirena Jarisna.

_ ¡Salgamos de aquí! Tenemos que encontrar al fantasma de los piratas antes de que haga naufragar los barcos marinos y mueran personas_ propuso la nereida Nadia.

_ ¡Sirena Jarisna, debemos comunicarte una mala noticia! A nuestra hermana la sirena Sahira se la ha tragado una ballena y no sé si ha sobrevivido en su vientre_ explicó la sirena Rina tristemente.

_ ¡No lo puedo creer! Busquemos a todas las ballenas y al fantasma de los piratas. Entonaré el canto de los fantasmas y haré que vuelva a la cueva de los fantasmas para que nunca más salga de ese lugar_ dijo la sirena Jarisna triste y enojada a la vez.
 
 Dicho esto, las dos sirenas y las tres nereidas comenzaron a nadar en busca del espíritu de los piratas.

No obstante, en la Ciudad Rea el príncipe Marcos muy preocupado hablaba con su hermano diciéndole:

_Príncipe Gustavo, la princesa Jarisna salió esta mañana a la playa a darse un baño. Me dijo que regresaría dentro de dos horas como siempre suele hacerlo, pero ya han pasado seis horas y no regresa. Iré al mar a buscarla_ explicó el príncipe Marcos.

_ Iré contigo hermano_ dijo el príncipe Gustavo.

Los dos príncipes se fueron al mar conduciendo sus lujosos coches. Caminaron por la arena y no encontraron a la princesa Jarisna.

_ ¡No está aquí, tengo miedo de que le haya pasado algo!_ comentó el príncipe Marcos.

_ ¡Tengo una idea! Volvamos al castillo, busquemos nuestro yate y naveguemos mar a dentro con nuestros soldados_ comentó el príncipe Gustavo.

_ ¡Tienes razón! Pero esta vez iremos bien equipados con tanque de oxígeno y chaleco salvavidas _explicó el príncipe Marcos muy preocupado.

Cuando los príncipes llegaron al castillo volvieron nuevamente al mar y empezaron a navegar mar a dentro con sus dos fieles soldados.

En ese momento el espíritu de los piratas caminaba sobre las aguas y cuando alcanzó ver a los príncipes navegando en su yate se sumergió bajo las aguas. Luego llamó al gigante calamar diciéndole:

_Quiero que utilices tus fuertes tentáculos y hundas ese yate que está navegando sobre nosotros. Dentro de él están dos príncipes con sortijas reales muy costosas… ¡Las quiero para mí!

El calamar gigante salió a la superficie del agua, extendió sus largos y fuertes tentáculos sobre el yate y comenzó a hundirlo.

_ ¿Pero qué demonio es esto?  ¡Ese calamar está intentando hundirnos! Agárrate bien príncipe Gustavo y mantente dentro de la cabina. Yo saldré a la cubierta lucharé con mi espada y le cortaré los tentáculos _ ordenó el príncipe Marcos.

Mientras el príncipe marcos luchaba con el gigante calamar las nereidas y las sirenas aún seguían nadando en busca del fantasma de los piratas. Agotadas, salieron a la superficie del mar y vieron al calamar hundiendo el yate.

_ ¡No!_ gritó la sirena Jarisna al ver al príncipe Marcos atrapado en el aire por un tentáculo del gigantesco calamar.

_Sirena Jarisna canta la canción de los fantasmas para que el espíritu de los piratas vuelva a la cueva fría de los espíritus_ sugirió la sirena Rina.

Las nereidas Dashira, Silfa y Nadia dirigían las olas del mar hacia otro lugar para que el yate se mantuviera sobre aguas mansas.

_ ¡Sirena Jarisna canta ahora! _gritaron las nereidas.

_ No recuerdo la canción que me enseñó mi padre contra los espíritus. Se me ha olvidado. _ gritó la sirena Jarisna muy angustiada.

Sin embargo el espíritu de los piratas cuando vio que el calamar había sumergido al príncipe Marcos se acercó a éste y le quitó el costoso anillo perteneciente a la realeza.

_ ¡Sirena Jarisna, concéntrate! Debes salvar al príncipe, piensa en las letras de la canción.  ¡Canta ahora! _gritó angustiosamente la sirena Rina.

La sirena Jarisna cerró sus ojos y comenzó a recordar las letras de la canción.

Fantasma frío y sin alma
Vuelve a tu lugar con calma
Porque aquí no hay un lugar
Donde te puedas quedar

El mundo está lleno de rosas
De colores y mariposas
Pero no existe un lugar
Donde tú puedas posar

No te puedes llevar
El oro de este mar
Apártate de la vanidad
Y vuelve a tu eternidad

_ ¡No! ¡No! No cantes esa canción, no me envíes a la cueva de los espíritus_ gritaba el fantasma de los piratas. En ese momento su espíritu salía del esqueleto humano y se marchaba a la cueva fría de los espíritus.

Inmediatamente las tres nereidas se sumergieron bajo las aguas y con sus verdes ojos miraron al gigantesco calamar lo hechizaron y lo dejaron ciego. Entonces el calamar soltó al príncipe Marcos en el agua desmallado y sin fuerzas.
  
La sirena Jarisna, la sirena Rina y las tres nereidas rápidamente nadaron con el príncipe en sus brazos hacia una gran roca que salía a la superficie de las aguas, allí acostaron al príncipe Marcos y le dieron respiración artificial.

En ese momento la bruja Marileyda volaba sobre las aguas del mar en forma de un murciélago negro y al ver el lujoso yate que flotaba sobre las aguas pensó:

_ ¡Ese yate debe ser de los príncipes! 

La bruja se acercó al yate, miró por un cristal y vio al príncipe Gustavo tirado inconsciente  con un golpe en la cabeza por los movimientos que había provocado el gigantesco calamar al intentar hundir el yate.

_ ¡Ahí está el hermoso príncipe Gustavo, esta vez no se me escapará! Lo casaré con mi hija_ dijo la bruja Marileyda e inmediatamente hizo un extraño ruido como de una carcajada y llamó a cuatro extrañas aves con alas y garras de águilas, cabeza y cola de leopardo.

Las cuatro aves llegaron y con su pico rompieron los cristales del yate, luego con sus garras agarraron al príncipe Gustavo por los brazos y las piernas y se lo llevaron volando rumbo al bosque dirigidos por la bruja Marileyda.

Cuando las sirenas y las nereidas le dieron respiración artificial al príncipe Marcos éste despertó muy aturdido, pero la sirena Rina y la sirena Jarisna por miedo a que las descubrirán rápidamente entonaron un canto y lo durmieron bajo su embrujo.

Este dulce canto escucha
Como un tierno niño en su cuna
Duerme bajo la dulce melodía
Que mañana brillará un nuevo día

Duerme que el azul del mar
Te hará dormir y descansar
Duerme que ya tienes en tus manos
El descanso tan anhelado

No es verdad que estás en peligro
Son cuentos tristes que te han leído
Duerme que alguien cuida tus sueños
No creas que Dios esta tan lejos

_ ¿Qué haremos con el príncipe? Aún debemos buscar a nuestra hermana sirena Sahira que se la tragó una ballena_ dijo la sirena Rina.

_Dejémoslo durmiendo y llevémoslo al yate hasta que encontremos a la sirena Sahira _propuso la nereida Dashira.

Las sirenas y las nereidas llevaron al príncipe Marcos al yate y lo dejaron durmiendo bajo su embrujo. Luego llamaron cinco caballos marinos y cada una se montó en su lomo. Cabalgando se marcharon en busca de las diferentes ballenas investigando cuál de todas se había tragado a la sirena Sahira con la esperanza de encontrarla viva.

Unos tiburones azules cuando las vieron cabalgando en los lomos de los caballos marinos se acercaron preguntando:

_ ¿Qué buscan las nereidas y las sirenas por las aguas de los temibles y feroces tiburones azules? _preguntó un tiburón azul.

_Estamos buscando a las ballenas_ respondió la nereida Silfa.

_Naden hacia el Norte, las vimos nadando hacia ese lugar_ sugirió el tiburón azul.

Las nereidas y las sirenas comenzaron a nadar hacia al Norte; pero frente a ellas se les presentó el dios Forcis con figura de hombre, alto, fuerte, esbelto, ojos azules, cabello rubio acompañado de Nereo padre de las nereidas, alto elegante ojos verdes, pelo blanco. Ambos habían regresado de sus vacaciones de verano del lago del bosque.

_ ¡Hola chicas! Desde el momento en que entré a las aguas del mar ya sé todo lo que ha pasado. Ahora mismo llamaré a todas las ballenas para que me den explicación del por qué se tragaron a mi hija la sirena Sahira _ dijo el dios Forcis mirando a las sirenas y a las nereidas.

En ese momento ese momento el dios Focis produjo una corriente en las aguas del mar llamando todas las ballenas. Éstas llegaron preguntando:

_ ¿En qué podemos servirle dios Forcis?

_Una de ustedes se ha tragado a mi hija la sirena Sahira y quiero que la vomiten en agua ahora mismo _ordenó el dios Forcis.

_No hemos sido ningunas de nosotras _dijo una ballena jorobada.

En ese mismo instante el dios Forcis miró a los ojos a la ballena jorobada y se le acercó dándole un toque en el vientre. Inmediatamente la ballena vomitó a la sirena Sahira viva y con mucha tos.

_ ¡Sirena Sahira qué bueno que estás viva hermana!_ dijeron las sirenas y las nereidas abrazándola felizmente.

_Espero que sea la última vez que una criatura mariana intente agredir a mis hijas las sirenas_ adbirtió el dios Forcis muy enojado.

Las nereidas se despidieron muy felices de las tres sirenas y se marcharon a su palacio de cristal con su padre Nereo.

El dios Forcis se convirtió en una burbuja azul y se marchó a dar un recorrido por el mar después de haberse despedido sus hijas.

Momentos después las sirenas nadaron hacia el yate donde habían dejado al príncipe Marcos dormido bajo su embrujo.

La sirena Jarisna subió al yate y minutos después el príncipe Marcos despertó preguntando:

_ ¿Dónde estabas? Yo estaba muy preocupado por ti.

_ Perdona príncipe Marcos es que después de haberme bañado en el mar llamé a mi amigo el unicornio para volar un poco sobre el mar_ explicó la princesa Jarisna.

_ ¡Ah muy bien mi princesa! Yo estaba muy preocupado por ti, pensé que te había pasado algo porque no llegaste dentro de las dos horas que me habías dicho_ dijo el príncipe Marcos abrasándola.

_Espera… ¿Y mi hermano? ¿Dónde está mi hermano Gustavo?_ preguntó el príncipe Marcos desesperadamente mirando para todos lados dentro del yate.

_Quizás está en el castillo. ¿Por qué estás tan preocupado? _preguntó la princesa Jarisna.

_ ¡No, no está en el castillo! Recuerdo perfectamente que estaba aquí en el yate conmigo_ explicó el príncipe Marcos.

_ ¿Estás seguro de que tu hermano estaba contigo en este yate? _preguntó la princesa Jarisna.

_ ¡Sí, princesa, estoy seguro! Mi hermano venía conmigo_ afirmó el príncipe Marcos.

La princesa Jarisna estaba sorprendida porque ni ella ni las nereidas se dieron cuenta que el príncipe Gustavo estaba dentro del yate cuando el calamar gigante los atacó, sólo se ocuparon del príncipe Marcos.

_Tranquilízate príncipe Marcos, encontraremos a tu hermano, te lo aseguro. Ahora vamos a dormir que ya es de noche. Mañana en la mañana lo buscaremos a primeras horas del día _dijo la princesa Jarisna consolándole y abrasándole.

Ya muy de noche el príncipe y la princesa Jarisna se acostaron a dormir en el yate, cuando la princesa Jarisna vio que el príncipe estaba totalmente dormido, silenciosamente se lanzó al mar convirtiéndose nuevamente en una hermosa sirena.

Una vez en las profundas y oscuras aguas del mar la sirena Jarisna produjo una corriente marina para comunicarse con su padre el dios Forcis.

El dios Forcis llegó en forma de una burbuja azul explicándole que al príncipe Gustavo la bruja Marileyda se lo había llevado al bosque inconsciente por un golpe en la cabeza cuando el calamar gigante intentaba hundir el yate.

La sirena Jarisna muy sorprendida le dio las gracias a su padre por la información y nuevamente subió al yate convirtiéndose en princesa y se acostó a dormir junto al príncipe Marcos.

Al día siguiente el príncipe Marcos despertó muy de mañana preocupado por su hermano, la princesa Jarisna despertó y se le acercó diciendo:

_Tu hermano se lo ha llevado la bruja Marileyda al bosque.

_Esa malvada bruja no descansará hasta casar a mi hermano con su hija. Yo quiero mucho a mi hermano y soy capaz de dar mi vida por él. Naveguemos hacia el bosque princesa_ dijo el príncipe Marcos muy preocupado.

Los príncipes navegaron hacia el bosque, luego dejaron el yate en la orilla del mar y comenzaron a caminar.

_ ¡Otra vez los príncipes en el bosque! _dijeron dos pequeñas ardillas.

_ ¡Hola amigas ardillas! ¿Cómo están? _preguntó la princesa Jarisna.

_ ¿En qué podemos ayudarles príncipes?_ preguntaron las dos aridillas mientras caminaban junto a ellos muy de prisa.

_Estamos buscando a mi hermano el príncipe Gustavo_ dijo el príncipe Marcos un poco nervioso.

_Nosotras podemos ayudarlos, hemos visto al príncipe Gustavo aquí en el bosque_dijeron las dos ardillas.

_ ¿Dónde lo han visto? _ preguntó el príncipe Marcos.

_Está en el centro del bosque frente a la cueva de la bruja Marileyda_ dijeron las dos ardillas.

_Caminemos hacia ese lugar_ dijo el príncipe Marcos cambiando de dirección y caminando rápido.

Cuando llegaron al centro del bosque vieron al príncipe Gustavo atado con unas cuerdas en el tronco de un árbol frente a la cueva de la bruja Marileyda.

El príncipe Marcos intentó acercarse al príncipe Gustavo para liberarlo, pero la bruja Marileyda lanzó un líquido muy pegajoso al suelo y todos quedaron con los pies pegados  sin poder caminar.  


El príncipe Marcos al no poder caminar gritó:

_ ¡Suelta a mi hermano malvada bruja, déjalo en paz de una vez por todas!

_De ahí no te podrás mover, además tengo un plan_ dijo la bruja Marileyda entre risas.

_ ¿Qué clase de pegamento es este? ¡No puedo mover los pies!_ preguntó la princesa Jarisna.

_ ¡Tranquila princesa que un día de estos caminarán!_ dijo la bruja Mireya.

El príncipe Gustavo despertó del desmayo y al verse atado expuso:

_ ¡Suéltame de este árbol malvada bruja!

_ ¡Bienvenido al centro del bosque querido príncipe Gustavo, veo que has despertado de tu desmayo!

_Príncipe Marcos y princesa Jarisna ¿Qué les pasa? ¿Por qué no se pueden mover de ahí? _preguntó el príncipe Gustavo confundido.

__La bruja ha lanzado un pegamento sobre el suelo y nuestros pies han quedado pegados, no podemos caminar_ dijo el príncipe Marcos.

_ ¿Príncipe Gustavo, has visto la cueva que está frente a ti?_ preguntó la bruja Marileyda.

_ ¡Sí, malvada bruja ahí la veo!_ respondió el príncipe Gustavo.

_En esa cueva está mi hija con la que te vas a casar, la besarás y romperás el hechizo _explicó la bruja Marileyda.

En ese instante dos hambrientos y agresivos leones se acercaban al árbol donde estaba el príncipe Gustavo atado, éste muy asustado y sin poder moverse se lamentó:

_ ¡Oh no! Nunca pensé que terminaría muriendo en las garras de dos leones.

_ ¡Bruja Marileyda suelta a mi hermano, no dejes que esos leones lo devoren!_ gritó el príncipe Marcos sintiéndose impotente.

La bruja Marileyda miró a los dos leones y muy enojada lanzó un hechizo sobre ellos diciendo:

A ver si adivina,
Alabastrina
Que estos leones
Se conviertan en gallina.

Los dos leones inmediatamente se convirtieron en dos gallinas y se marcharon cacareando del centro del bosque.

_ ¡Gracias bruja Marileyda, me has salvado la vida!_ dijo el príncipe Gustavo en medio de un suspiro.

_Lo he hecho por mi amada hija, te necesito vivo y sin rasguño _declaró la bruja Marileyda.

_Mi hermano no se casará con tu hija malvada bruja. Además nunca la hemos visto ni sabemos bajo qué clase de hechizo está sometida_ indicó el príncipe Marcos muy enojado.

_Tranquilo príncipe Marcos, hoy por fin verás a mi hija. Saldrá de esa cueva a darle un beso al príncipe Gustavo a quien ella tanto ama_ dijo la bruja Marileyda.

_ ¡Eso nunca lo permitiré! Dile que salga de la cueva ahora mismo para decírselo cara a cara_ dictaminó el príncipe Gustavo muy enojado.

_Es increíble, aquí tengo dos príncipes uno guapo, dotado de valentía y de sensibilidad y a ti príncipe Gustavo la vida te ha favorecido dándote tanta belleza e inteligencia_ expresó la bruja Marileyda mirándolos a los ojos.

_ ¡Déjanos en paz de una vez por todas! Suelta a mi hermano y quita este pegamento del suelo, déjanos ir_ dijo el príncipe Marcos.

_No irán a ningún lado, llamaré a mi hija para que le dé el beso al príncipe Gustavo_ dijo la bruja Marileyda muy enojada.

Dicho esto la bruja llamó a su hija Dallanara. En ese instante comenzaron a escucharse unos extraños ruidos dentro de la cueva.

Los príncipes y las ardillas miraron hacia la cueva temblando de miedo por el extraño y espantoso ruido que se escuchaba; pero repentinamente frente a ellos aparece el hada de las rosas diciendo:

_ ¡Bruja malvada, otra vez intentando hacerle daño a los príncipes!

_ ¡No soporto tu agradable olor a rosas, me das alergia, aléjate de mí!_ ordenó la bruja muy enojada.

_ ¡Alejate tú malvada bruja!_ dijo el hada de las rosas e inmediatamente comenzó a llamar por su nombre a diferentes flores aromáticas.


Las flores aromáticas llegaron lanzando polen en diminutas células masculinas en forma de huevos. El polen comenzó a entrar por la nariz de la bruja desencadenando picor de ojos, lagrimeos, picor nasal, estornudos, arenillas en los ojos, cansancio, depresión, fiebre y tos.

_ ¡No por favor, las flores me dan alergia aléjense de mí!_ gritó la bruja Marileyda mientras se marchaba corriendo a su cueva con grandes lagrimeos y estornudos.

Dallanara, la hija de la bruja al escuchar hablar al hada de las rosas se detuvo y no salió de la cueva.

Luego el hada de las rosas lanzó un rocío mágico sobre el suelo y el príncipe Marcos, la princesa Jarisna y las dos ardillas pudieron mover sus pies. Luego corrieron y soltaron al príncipe Gustavo y luego dijeron:

_ ¡Gracias hada de las rosas, una vez más nos ha salvado de los poderes de la malvada bruja!

_Saben que pueden contar conmigo siempre y cuando sea para luchar a favor del bien _dijo el hada de las rosas rodeada de olorosas flores.


Los príncipes se despidieron del hada y de las dos aventureras ardillas y se marcharon a la orilla del mar donde habían dejado su yate, luego se fueron nuevamente a la ciudad…

Continuará...

Leer el capítulo I, El príncipe y la sirena, capítulo I
Autora: María Abreu





miércoles, 25 de enero de 2017

El príncipe y la sirena, capítulo II


El té mágico

Los príncipes habían llegado a la Ciudad Real junto a la joven Jarisna. Allí vivían felices hasta que un día el rey Alfonso enfermó de gravedad de una extraña enfermedad.


El príncipe Gustavo no soportaba ver a su padre enfermo, pensaba que la enfermedad  era un hechizo de la bruja Marileyda. Lloraba desconsoladamente pensando que él era el culpable de la situación de su padre.

El príncipe Marcos también estaba muy angustiado y propuso ir al bosque a buscar plantas medicinales. Se marchó al bosque con su hermano, la joven Jarisna y sus dos fieles soldados montados a lomos de caballos.

Conforme se adentraban en el denso bosque una sombra los perseguía. De repente una voz rompió el silencio. Era la bruja Marileyda que decía:

_ ¡Otra vez los príncipes en el bosque! He sido yo quien lo ha enfermado a tu padre con uno de mis encantadores hechizos. Prometo que si el príncipe Gustavo se casa con mi hija lo deshago. 

_ ¿Pero cuál es tu obsesión de que mi hermano se case con tu hija? ¿Dónde está ella? _ preguntó el príncipe Marcos.

_ Ella está oculta en una cueva aquí en el bosque. Está sometida bajo un hechizo durante varios años _ explicó la bruja Marileyda angustiada.

_ ¿Bajo qué hechizo puede estar tu hija? ¡Tú eres una bruja, puedes romperlo! _ aclaró el príncipe Gustavo muy inquieto.

_ ¡No puedo romperlo! Cuando comencé a practicar la brujería por error le cayó una pócima mágica a mi hija y se ha convertido en…. Bueno, mejor no decirlo. Lo cierto es que sólo el beso de un príncipe de quien ella esté enamorada podrá romper el hechizo. Por eso no descansaré hasta que el príncipe Gustavo la bese. _ sentenció la bruja Marileyda.

El príncipe Gustavo complexión deportiva, alto, fuerte, cabellos negros y ojos marrones, miró a su hermano y le comentó:

_ Lo siento hermano, me voy con la bruja, me casaré con su hija.  No puedo soportar ver a mi padre enfermo, no quiero que muera.

_ ¡No hermano, eso nunca! Buscaremos la forma de romper el hechizo. Nuestro padre se sanará, ya lo verás. No permitiré que te cases, además nadie sabe en qué está convertida la hija de esa bruja. Quizás te casarías con un monstruo y eso no lo permitiré _ argumentó el príncipe Marcos.

Al escuchar esto, la bruja se enojó en gran manera y lanzando un hechizo dijo:

 Polvo de cangrejo
 Brillo de espejo
Que estos caballos
Y estos soldados
Se conviertan en conejos.

Inmediatamente los dos soldados y los caballos se convirtieron en conejos provocando que los príncipes y la joven Jarisna cayeran al suelo. Los conejos se marcharon corriendo a una madriguera muy asustados.  
  
_ ¿Por qué haces esto malvada bruja?_ preguntó el príncipe Marcos.

_ Lo hago porque no puedo lanzar mi hechizo sobre ustedes desde el momento en que el hada de las rosas lanzó el polen mágico sobre mí. Por eso lo he lanzado sobre sus caballos y sus dos soldados. Hasta luego, que disfruten estando perdidos en el bosque _ dijo la malvada bruja y convirtiéndose en un  murciélago se alejó del lugar.

_ ¿Y ahora qué hacemos? ¡No tengo ni idea de quién puede ayudarnos!_ clamó el príncipe Gustavo.

_ ¿Qué haremos Jarisna?_ preguntó el príncipe Marcos.

De momento caminaremos hacia un río, allí podremos beber agua, tengo mucha sed.

Cuando llegaron al río, la joven Jarisna pidió a los príncipes que se marcharan a buscar frutas. Cuando éstos se alejaron, Jarisna entonó una canción para pedir ayuda a su amiga, el hada del río.

Al escuchar la voz de Jarisna, una hermosa hada, con cola de pez azul, ojos verdes, larga y negra cabellera salió a la superficie diciendo:

_ ¡Hola sirena Jarisna!  ¿En qué puedo ayudarte?

_ ¡Hola hada del río, necesito que me hagas un favor! El rey Alfonso padre de los príncipes Gustavo y Marcos está muy enfermo por un hechizo de la bruja Marileyda. No sabemos qué hacer para romperlo _ declaró la joven Jarisna muy preocupada.

_ Para curar al rey debes hervir un té mágico con la ayuda de los cuatro elementos: Agua, aire, fuego y tierra _ dijo el hada del río.

_  ¿Pero cómo lo hago?¬_ preguntó la joven Jarisna muy inquieta.

_ Lo harás de la siguiente manera: debes ir a las profundidades del mar, en busca de algas marinas que son ricas en proteínas y vitaminas. Las puedes encontrar en el fondo rocoso. Luego debes venir al bosque y dirigirte al Norte en busca de una planta medicinal  llamada guaco que está sembrada en la tierra. Estas hojas están indicadas para la fiebre y también es un tratamiento antiespasmódico, debes coger siete hojas _ explicó el hada del río.

_ ¿Y qué hago con las algas marinas y con las siete hojas de guaco?_ indaga la joven Jarisna.

_ Después de que obtengas las plantas debes echarlas en un recipiente con un poco de agua de este río y ponerlas a hervir en un fogón. El fuego debe ser encendido por una salamandra, hada del fuego. Luego debes llamar al espíritu del aire para que sople sobre el té y lleve el olor hasta el rey para que sea aliviado de la enfermedad _ explicó el hada del río.

_ ¡Gracias amiga, volveré!_ dijo la joven Jarisna.

_ ¡Puedes volver cuando quieras! Me saludas a tus dos hermanas, sirena Sahira y sirena Rina _ expresó el hada del río a la vez que se sumergía en las profundidades.

Cuando los príncipes Marcos y Gustavo llegaron con frutas a la orilla del río, Jarisna les explicó las cosas que debían buscar y hacer para sanar la enfermedad del rey.

_ ¡Eso es muy complicado! ¿Cómo vamos a encontrar esas algas marinas sino tenemos nada para sumergirnos en las aguas del mar?_ preguntó el príncipe Gustavo muy preocupado.

_ No lo pongamos tan difícil, vayamos primero a buscar las algas marinas y luego las hojas de la planta guaco _ dijo la joven Jarisna.

_ ¿Pero cómo lo haremos? _ preguntó el príncipe Gustavo.

 _ Caminemos hasta la orilla del mar. Ahí llamaré a un unicornio, el me llevará a buscar un tanque de oxígeno para sumergirme en las aguas. Buscaré las algas marinas, me encanta nadar_ declaró la joven Jarisna.

_ ¡Bien, así lo haremos!_ dijeron los príncipes.

Mientras caminaban, minutos después se les apareció un dragón enviado por la bruja Marileyda. El dragón volaba sobre ellos y lanzaba un cerco de fuego por su boca.

Muy asustada, mientras corría, la joven Jarisna produjo un silbido llamando a su amigo unicornio para escapar del lugar con los príncipes.


_ ¡No tenemos escapatoria!_ gritó el príncipe Marcos mientras volaba a lomo del unicornio.

_ ¡Ese monstruo nos está alcanzando! _ gritó el príncipe Gustavo mientras el viento jugaba con su pelo.

_ Ya estamos volando por encima del mar. La única solución para salvar nuestras vidas es lanzarnos al agua _ sugirió la princesa Jarisna.

_ ¡Eso me da miedo, no sé nadar, prefiero seguir volando montado en el unicornio!_ exclamó el príncipe Gustavo.



_Hermano no tenemos escapatoria. Si no te lanzas moriremos quemados  por las llamas
_ gritó el príncipe Marcos mientras lo abrazaba y lo lanzaba junto a él a las aguas.

La joven Jarisna también se lanzó al mar convirtiéndose en sirena al instante. Bajo el agua, sin ser vista por los príncipes, entonó el canto de las sirenas.

Cuando sus hermanas la sirena Sahira y la sirena Rina escucharon el canto comentaron muy preocupadas:

_ ¡Nuestra hermana está en peligro, debemos ayudarla! _dijo la sirena Sahira.

_ ¡Su canto viene del Este, naveguemos rápido!_ ordenó la sirena Rina.

Ambas sirenas comenzaron a nadar hacia el Este y cuando llegaron al lugar encontraron a la sirena Jarisna y juntas entonaron su canto para dormir a los príncipes.

Este dulce canto escucha
Como un tierno niño en su cuna
Duerme bajo la dulce  melodía
Que mañana brillará un nuevo día

Duerme que el azul del mar
Te hará dormir y descansar
Duerme que ya tienes en tus manos
El descanso tan anhelado

No es verdad que estás en peligro
Son cuentos tristes que te han leído
Duerme que alguien cuida  tus sueños
No creas que Dios está  tan lejos

Mientras los príncipes dormían dentro de una burbuja que flotaba sobre la superficie del mar, las sirenas vieron al dragón que seguía lanzando fuego. Entonces ellas optaron por sumergir a los príncipes a las profundidades del mar y llevarlos a la cueva.

Allí dentro, la sirena Jarisna comentaba a sus hermanas la enfermedad del rey Alfonso y la manera de romper el hechizo.

_Te ayudaremos a buscar las algas marinas; pero no podemos dejar a los príncipes aquí _dijo la sirena Rina.

_Lo llevaremos a la orilla del mar. De esa manera no sospecharán que soy una sirena_ propuso la sirena Jarisna.

Las tres sirenas nadaron con los  príncipes en sus brazos hasta la orilla del mar. Allí los príncipes despertaron comentando:

_Siento que tengo la respiración agitada, no se… me siento como si aún estuviera nadando _dijo el príncipe Gustavo.

_ Menos mal que pudimos escapar de ese terrible dragón… Aunque la verdad es que no recuerdo cómo lo logramos_ expresó el príncipe Marcos.

_Lo importante es que estamos a salvo. Recuerden que el unicornio nos ayudó _dijo la princesa Jarisna.

_ ¡Sí, gracias al unicornio azul! _ suspiró el príncipe Gustavo.

_Príncipes, los dejaré por algunas horas, debo marcharme en busca de las algas marinas_ dijo la joven Jarisna mientras se montaba a lomo del unicornio.

Lejos de los príncipes se lanzó al mar convirtiéndose en una hermosa sirena de larga y rubia cabellera y ojos azules.

_ ¡Me alegra que hayas vuelto hermana Jarisna!_ expresó la sirena Rina.

_Nademos  en busca de las algas marinas_ decidió la sirena Sahira.

_ ¡Gracias hermanas por su gran ayuda! _dijo la sirena Jarisna.

_Debemos nadar hacia el Norte, en esa dirección hay un fondo rocoso donde podremos encontrar las algas_ comentó la sirena Rina.

Conforme iban nadando se les apareció un pulpo gigante que extendió sus tentáculos y envolvió a las sirenas por el cuello, impidiendo que pudieran embrujarlo con su canto.

Unas nereidas de extremada belleza, con el torso de mujer, cola de pez, piel blanca, ojos verdes, larga y dorada cabellera, cabalgaban a lomo de caballos marinos. Éstas advirtieron que el pulpo gigante había atrapado a las sirenas y decidieron ayudarlas.

_ ¡Suelta a nuestras amigas ahora mismo pulpo malvado!_ ordenó la nereida Silfa.

_ ¡No las soltaré, además tengo hambre y me las comeré!_ dijo el gigantesco pulpo moviendo sus tentáculos de un lado a otro y de arriba abajo mareando a las sirenas.

_ ¡Por última vez te ordenamos que sueltes a nuestras amigas las sirenas ahora mismo!  _mandó la nereida Naida muy enojada.

_ ¡No lo haré! _se negó el gigantesco pulpo.

 Las nereidas se acercaron al pulpo diciéndole:

_ ¡Míranos a los ojos, te estamos hablando y deja de mover tus tentáculos!

 En ese mismo instante, el pulpo miró a las nereidas a los ojos y quedó hechizado con sus miradas.

_ ¿Qué me han hecho? ¡Estoy ciego, no veo nada!_ clamó el pulpo soltando a las tres sirenas que se estaban asfixiando y no dejaban de toser.

_ ¡Sí malvado pulpo quedarás ciego bajo nuestro embrujo por un mes! _explicó la nereida Silfa.

_ ¡No por favor, no me hagan esto! _suplicó el pulpo.

_ ¡Gracias amigas nereidas por salvarnos la vida!_ dijeron las sirenas.

_ ¡Las amigas están para ayudarse!_ explicaron las nereidas y se marcharon montadas en sus caballos marinos para continuar jugando con las olas del mar.

Las sirenas continuaron nadando hacia el fondo rocoso en busca de las algas marinas hasta que las encontraron.

_ Gracias hermanas por ayudarme. Ahora debo marcharme, los príncipes me están esperando_ expresó la sirena Jarisna.

_Subamos a la superficie y llamemos a nuestro amigo unicornio_ sugirió la sirena Rina.

Subida a lomos del unicornio, la sirena Jarisna convertida en una joven llegó a la orilla del mar.

 _ ¡Me alegra que hayas vuelto Jarisna!_ dijo el príncipe Gustavo.

En ese instante el príncipe Marcos se le acercó porque algo le llamaba la atención:

_ ¡Jarisna, no entiendo por qué el color de tus ojos es igual al azul del mar!

_ ¡Un día de estos lo sabrás! _ dijo Jarisna, y cambiando de tema, agregó: Aquí tengo las algas marinas, ahora sólo nos faltan las hojas de la planta guaco.

_No sabemos dónde podemos encontrar esa planta. Lo único que sabemos es que está sembrada en el bosque… ¿Pero dónde?_ preguntó el príncipe Gustavo mirando de un lado a otro, intentando orientarse por los puntos cardinales.

_Caminemos hacia el Sur, quizás por ahí podamos encontrar la hoja de guaco_ sugirió el príncipe Marcos.

Para su sorpresa, mientras iban de camino, dos ardillitas se acercaron preguntando:

_ ¿Qué buscan por aquí, amigos humanos?

_Estamos buscando una planta que se llama guaco. ¿Saben dónde podemos encontrarla? _indagó  el príncipe Gustavo.

_ ¡Claro que sabemos, conocemos muy bien el bosque!_ dijeron las dos  ardillas.

 _ Al Norte de este bosque hay un manzano. En el centro del manzano hay un árbol mágico. Alrededor de este árbol es donde crecen todo tipo de plantas medicinales que curan toda clase  hechizos y enfermedades_ explicaron las dos ardillas.

_ ¡Muchas gracias lindas ardillas!_ dijo el príncipe Gustavo dando la espalda para marcharse.

_ Espera, antes de entrar al manzano deben pedir permiso a las tres hadas que lo cuidan  _ advirtieron las dos ardillas.

_ ¡Gracias por la aclaración! _ expresó el príncipe Marcos.

_ ¡Queremos ir con ustedes! Nosotras estamos un poco aburridas y necesitamos un poco de diversión _ comentaron las dos ardillas.

_ ¡Ok, pueden acompañarnos! _ susurró la joven  Jarisna.

Caminando hasta el agotamiento, al fin llegaron al manzano. Cuando intentaron entrar se cruzaron con las tres hadas: Orquídea, Dalia y Margarita, todas ellas altas, elegantes y de increíble belleza.

_ ¿Qué quieren de este manzano?  ¡Está prohibido acercarse a él!_ advirtió el hada Dalia.

_Hemos venido en busca de siente hojas de la planta guaco, la necesitamos para curar la enfermedad de nuestro padre_ explicó el príncipe Gustavo mirando al hada Dalia fijamente a los ojos.

_ ¿Y quién les ha dado permiso para venir en busca de esas hojas? _preguntó el hada Orquídea.

_Realmente nadie nos ha dado permiso; pero hemos venido por necesidad y urgencia. Le pedimos que tomen en consideración nuestra petición_ suplicó el príncipe Marcos mirando al hada Orquídea a los ojos.

_Lo sentimos mucho; pero sin el permiso del hada del bosque no podemos darle las siete hojas de la planta guaco_ dijo el hada Margarita.

_ ¡Les aconsejamos que vayan y pidan permiso al hada del bosque!_ sugirió el hada Dalia.

_ ¿Pero dónde podemos encontrarla?_ preguntó la joven Jarisna.

_Den una vuelta por los lugares más frondosos del bosque, allí estará el hada del bosque _ indicó el hada Orquídea.

Todos se marcharon del lugar y conforme iban caminando escuchaban el cantar de los pájaros, el sonido del viento, las ramas de los árboles bailando la melodía del viento y el olor de las flores que cada vez era más intenso.

Encontraron al hada del bosque regando los árboles con un mágico rocío que salía de sus manos.

Al verla, todos quedaron impresionados por su belleza destacando su hermosa mirada y su andar harmonioso. Ésta, les pregunto:

_ ¿Qué buscan los príncipes por este lugar?

_Necesitamos tu permiso para poder entrar al manzano y buscar unas hojas _ explicó el príncipe Marcos, cansado y triste.

_ Estuve en el jardín del castillo. Desde ahí pude observar a tu padre enfermo _ declaró el hada del bosque que tenía poderes de clarividencia. Y agregó: Sólo el príncipe Gustavo puede entrar a coger las hojas, porque por su causa la bruja Marileyda lanzó el hechizo sobre su padre.

_ ¡Gracias hada del bosque! _ exclamó el príncipe Gustavo.

Después de haber cogido las hojas se marcharon a la orilla del río. Allí hicieron el fogón para hervir el té mágico con las algas marinas y las hojas de la planta guaco.

Cuando el fogón ya estaba preparado Jarisna entonó un canto que sólo el hada del río pudo escuchar. Ésta a su vez, llamó al hada del fuego que lanzando fuego sobre la leña consiguió que el té comenzara a hervir.

Cuando el té mágico hubo hervido lo suficiente, el hada del fuego produjo un extraño sonido llamando al espíritu del aire. Este último llegó con un suave silbido y se encargó de soplar sobre el té para que su aroma llegara al rey Alfonso y le aliviara de su enfermedad.

Mas la bruja Marileyda que colgaba boca abajo de la rama de un árbol no entendía lo que estaba sucediendo. Asustada, decidió volver a su cueva y se alejó de los príncipes.


Cuando el té mágico estuvo listo, los príncipes se dispusieron a  llevar una vasija llena para dárselo a probar a su padre, el rey Alfonso.

_Esperen…. Primero, debemos recuperar nuestros caballos y a los dos  soldados que la bruja convirtió en conejos. ¡No podemos marcharnos sin ellos!_ advirtió el príncipe Marcos.

Buscando alguna madriguera, se toparon con un conejo blanco que les preguntó:

_ ¿Qué buscáis humanos por nuestra madriguera?

_Estamos buscando cinco caballos y dos soldados que fueron convertidos en conejos por causa de un hechizo_ explicó la joven Jarisna.

_ ¡Oh, creo que sé cuáles son esos conejos! Son unos que llegaron a nosotros muy asustados, pero son mudos. Nosotros le hemos cuidado y le hemos dado a comer zanahorias. ¡Vengan, acérquense, se los mostraré!_ expuso el conejo blanco.

El  príncipe Gustavo se acercó a los conejos embrujados y  emocionado  gritó:

_ ¡Son ellos! ¿Ahora cómo romperemos el hechizo? _preguntó el príncipe Gustavo.

_ ¡Tengo una idea, les daré a beber un poco del té mágico a ver si funciona! _dijo la joven Jarisna.

_ ¡Buena idea!_ susurró el príncipe Marcos.

La joven Jarisna se acercó a los conejos embrujados y éstos bebieron. Inmediatamente se rompió el hechizo volviendo de nuevo  a su estado natural.

_ ¿Qué ha pasado?_ preguntó el soldado Leandro.

_Es una historia muy larga. Más tarde se la contaremos. Ahora debemos macharnos_ propuso el príncipe Marcos.

Los príncipes dieron gracias al conejo blanco y salieron de la madriguera montados en sus caballos dirigiéndose a la Ciudad Real.

Cuando llegaron encontraron al rey Alfonso postrado en cama, pero su respiración había mejorado. Prontamente le dieron a beber del té mágico y el rey se sanó de su extraña enfermedad.

Ese día en el castillo se hizo una gran fiesta por la salud recuperada del rey y todos bailaron y comieron muy felices.

 Autora: María Abreu






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