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viernes, 11 de noviembre de 2016

LO QUE NOS DA VALOR


Una botella de cristal que antes estaba llena de agua de pronto se encontró vacía dentro del cubo de la basura. Allí dentro, se topó con una hoja de papel y después de mirarla por un momento se presentó:

_ ¡Hola, mi nombre es Margarita!

_ ¡Encantada, el mío es Blanquita!_ Expresó la hoja de papel.

La botella de cristal estaba vacía y la hoja de papel estaba manchada y arrugada. Ambas se sentían con la vida en un hilo dentro del cubo de la basura. De repente…, una voz rompió el silencio.

_ ¡Hijo, tienes que aprender a reciclar, no puedes echar la botella y el papel en un mismo cubo! ¡Hay que separarlas!

_ ¡No por favor, nos van a separar! ¿Qué harán con nosotras? _ preguntó la botella de cristal.

_ ¡Tranquila, he escuchado que nos van a reciclar!_ explicó la hoja de papel.

_ ¿Nos van a matar?_ indagó la botella de cristal muy asustada.

_ Simplemente nos van a reciclar. Es como… someternos a un tratamiento para darnos una segunda vida con el mismo uso o con otro distinto.

En ese mismo instante la conversación fue interrumpida por la mano de un niño que metió la mano en el cubo y separó la botella de la hoja de papel. Al verse separadas ambas se sintieron tristes pensando que nunca más se volverían a ver.

Pasado un tiempo, un joven colocó una botella de vino sobre una mesa, luego puso una rosas, y finalmente una hoja de papel al lado de la botella de vino.

_ ¡No me lo puedo creer! ¡Eres Blanquita, la hoja de papel que estaba conmigo dentro del cubo de basura!_ clamó la botella de cristal muy emocionada.

_ ¡Y tú eres Margarita la botella de cristal!  ¡Te han dado una nueva forma, ahora eres una botella de vino!_ exclamó la hoja de papel.

De repente el joven se sienta en la mesa, se toma un trago de vino de la botella y luego saca una pluma de tinta negra y comienza a escribir sobre la hoja de papel.

_ ¡No…, no permitas que te manchen con palabras…!_ gritó la botella de vino.

_ ¡Margarita, debes aprender que… Lo que nos da valor es lo que llevamos dentro! _ exteriorizó la hoja de papel.

Autora: María Abreu


Así como en el agua se refleja el rostro, también en el corazón se refleja el hombre. (Proverbios 27:19) 




lunes, 7 de noviembre de 2016

El pececito que no sabía reciclar


En las profundidades del mar, dentro de un palacio de cristal vive el pececito Ramoncito.

Dentro del palacio hay un bello jardín donde a Ramoncito le encanta divertirse subiéndose en las flores marinas para mecerse al compás del agua.

Bueno, como Ramoncito es un pececito alegre que le gusta divertirse se le ocurrió la idea de celebrar su cumpleaño por todo lo alto. Así que invitó a todos sus amiguitos.

De mañana muy temprano llegaron los peces globos para decorar el palacio, los peces payasos para animar la fiesta, las estrellas marinas y la medusa arcoíris para alumbrar la oscuridad.
........ ......

Luego comenzó la fiesta y los invitados que vivían muy lejos llegaron montados a lomos de caballitos de mar. Todos bebían, reían, compartían y finalmente se comieron la gigantesca tarta con forma de tiburón.

Muy tarde al anochecer los animales acuáticos se marcharon del palacio y el pulpo Enriqueto decidió quedarse a ayudar a Ramoncito a limpiar el palacio.

_ ¡Manos a la obra!_ gritó el pececito Ramoncito mientras limpiaba.

Sin embargo el pulpo Enriqueto se quedó boquiabierto cuando vio que Ramoncito echaba el papel, los plásticos y los vidrios en una misma bolsa. Y después de observar unos minutos se acercó explicando:

_ ¡Ramoncito es muy importante aprender a reciclar!

_ ¿Por qué? _ preguntó Ramoncito.

_ ¡Porque cuando reciclas permitirás que esos objetos puedan volver a ser reutilizados!_ explicó el pulpo Enriqueto.

_ ¿Reutilizados cómo? _ curioseó Ramoncito.

_ ¡Es como darle una segunda vida con el mismo uso u otro diferente!_ explicó el pulpo Enriqueto.

Dicho esto el pulpo Enriqueto apartó tres pequeños contenedores: uno de color azul para el papel y el cartón, otro de color amarillo para los plásticos y otro de color verde para los vidrios.

Con estos bonitos colores el pececito Ramoncito aprendió a reciclar echando cada objeto en su lugar correspondiente.

Y como ya había dicho antes que al pececito Ramoncito le gustaba divertirse,  pues decidió organizar otra fiesta llamada: La fiesta del reciclaje

En esta fiesta todos aprendieron a reciclar de una manera muy divertida.

Autora: María Abreu

Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve. (Salmo 51: 7)






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