Cuentos clásicos

sábado, 31 de octubre de 2020

El conejito Fito aprende a ordenar su habitación

Mamá coneja está sentada en el sofá del salón viendo la tele cuando de repente oye al conejito Fito llorando en su habitación.

Rápidamente se levanta del sofá y va a investigar por qué está llorando.

Cuando abre la puerta observa al pequeño conejito buscando algo por todos los lados sin dejar de llorar. Y se da cuenta que está buscando su carrito de juguetes preferido y que no lo encuentra.




 

En ese momento mamá coneja se le acerca, le toma de la mano y le explica:

_   Es normal que no encuentres su carrito de juguetes por todo el desorden que tienes en su habitación. Si quieres encontrarlo primero piensa en el orden.

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_ ¿Por qué mamá? _ preguntó el conejito Fito

Observa tu cuerpo, todo está en su lugar. Imagina que tus ojos un día estuvieran en las manos, otro día en los pies o en las rodillas _ expuso su madre.

_ ¡Eso sería un desastre! _ exclamó el pequeño conejito.

_ Pues debes aprender que el orden es importante para saber dónde está cada cosa _ reveló su madre.

_ ¡Yupi! Pues voy a ordenar mi habitación para encontrar mi carrito preferido.

Dicho esto, el conejito Fito comenzó a ordenar su habitación:

Recogió la ropa limpia y la guardó en el armario. La sucia la llevó a una cesta. Los zapatos los colocó en el zapatero.

_ ¡Lo estás haciendo muy bien! _ susurró mamá coneja.

Y finalmente le dijo que recogiera la sábana del suelo. Cuando el conejito Fito levantó la sábana encontró ahí oculto el carrito de juguetes y se puso muy feliz.

En ese instante mamá coneja volvió a explicarle que el orden es importante para saber dónde está cada cosa.

Autora: María Abreu

 

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. (Salmos 51:10)

 

miércoles, 21 de octubre de 2020

El conejito Fito no quiere dormir solo

Dentro de su habitación, mamá coneja lee un cuento al conejito Fito antes de dormir. Al terminar de escucharlo, éste le dice:

_ No quiero dormir solo, la habitación está muy oscura.



 

En ese momento mamá coneja busca una luciérnaga y la pone al lado de la cama para que alumbre la habitación; pero el conejito Fito sigue insistiendo en que la habitación está muy oscura y que no quiere dormir solo.

...... ......

Entonces, mamá coneja lo acerca a la ventana de la habitación y comienza a mostrarle el cielo. Ella le explica:

_ Las estrellas parpadean porque tienen sueño. Y la luna deja su luz encendida para que nadie tenga miedo a la oscuridad.

Aprendiendo acerca de la belleza de la oscuridad, el conejito Fito se queda dormido muy a gustito y mamá coneja lo lleva a su cama.

 

Autora: María Abreu

En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado. (Salmos 4: 8)


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lunes, 12 de octubre de 2020

El conejito Fito se ha perdido - Cuento corto


Una tarde de verano, mamá y papá conejo le dan permiso al conejito Fito, para que vaya a jugar al bosque, cerca de casa.

El conejito Fito, con su carita sonrojada le da las gracias antes de marcharse.

Al llegar al bosque, lo esperaban sus amigos el zorro y la liebre, bajo las sombras de unos pequeños arbustos.

Éstos desde que vieron llegar al conejito Fito se levantaron del suelo y empezaron a jugar al “pilla-pilla”.

Entre risas y saltos, uno intentaba pillar al otro. Sim embargo, las risas se le apagaron cuando el zorro y el conejito Fito de dieron cuenta de que la liebre corría mucho más rápido que ellos y no podían pillarla.

...... ......

Por ese motivo, cambiaron de juego y decidieron jugar a las escondidas.

Mientras la liebre contaba hasta diez con los ojos cerrados, el zorro y el conejito Fito corrían a toda prisa buscando un lugar donde ocultarse.

Escondido, dentro de una madriguera, al lado del tronco de un viejo árbol, el conejito Fito notó que el tiempo pasaba y nadie lo encontraba.

Empezó a asomar el morrito por el agujero de la madriguera, para ver si sus amigos estaban por ahí cerca y luego volvía y se escondía.

De esa manera, pasaban las horas, con el conejito Fito asomando el morrito por el agujero de la madriguera hasta que finalmente decidió salir de allí.

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Caminando paso a paso, miraba para todos los lados, y se dio cuenta de que estaba perdido. Quizás porque corrió a esconderse tan rápido que no se dio cuenta por dónde se había metido, ni cuán lejos estaba del lugar del juego.

Perdido y asustado, empezó a llorar llamando a su mamá, e intentaba buscar un camino que le condujera a casa.

De repente, a lo lejos, vio a un perro policía, que se acercaba preguntándole su nombre y la dirección de su casa.

Al conejito Fito le brillaron los ojos de alegría y sus mejillas se sonrojaron, porque se sabía muy bien la dirección de su casa. Recordó que su madre siempre le decía que debía aprendérsela por su un día se perdía.

Después de darle la dirección al perro policía éste lo llevó de regreso a casa.

Mamá y papá conejo lo recibieron con los brazos abiertos muy contentos y lo felicitaron por haber dado correctamente la dirección de su casa.

 También le aconsejaron, que debe mirar bien por donde anda, porque eso le ayudará a no volver a perderse.

Autora: María Abreu

Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (Lucas 19: 10)

 

 



domingo, 11 de octubre de 2020

Al conejito Fito se le cae su primer diente

El conejito Fito, está jugando en el bosque corriendo detrás de las libélulas y de las mariposas.

Entre saltos y saltos intenta atraparlas. De pronto le suenan unos gases y se toca la barriguita con las dos manos porque siente hambre.


 

En ese momento deja de perseguir a las libélulas y a las mariposas para acercarse a un manzano.

Con un par de saltos intenta agarrar una manzana, pero se da cuenta de que no puede ni siquiera tocarla.

Por ello, decide agarrarse del tronco del manzano para trepar el árbol. Subido en el manzano el conejito Fito logra agarrar una manzana y le da un mordisquito.

Comiendo la manzana, el conejito Fito se da cuenta de que tiene un diente flojo y, siente que el diente baila cuando lo toca con un dedo.

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Baja del árbol de prisa, y cuando entra en su casita le explica a mamá coneja que tiene un diente flojo.

Mamá coneja, que estaba sentada en el sofá del salón viendo la tele, se levanta y se acerca a tocarle el diente al conejito Fito, y le explica que no tiene que tener miedo, porque es un diente de leche que tiene que caer, para que salga uno más fuerte.

El conejito Fito pone carita triste porque no quiere perder su diente.

Entonces mamá coneja le anima diciéndole que no debe ponerse triste, porque en el momento que su diente de leche se caiga debe colocarlo debajo de la almohada, para que en la noche el ratoncito Pérez se lleve el diente y a cambio de éste, le dejará un bonito regalo debajo de la almohada.

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Al escuchar lo del regalo, al conejito Fito se lo sonrojó la carita de felicidad y anhelaba con mucho entusiasmo que su diente de leche se le cayera.

Al poco rato, el conejito Fito se fue a jugar a su habitación y volvió corriendo donde mamá coneja con el diente de leche en la mano, porque se le había caído.

Mamá coneja con una dulce sonrisa le entregó un pequeño cofre, para que metiera el diente de leche y lo pusiera debajo de la almohada.

El conejito Fito, con ojitos brillosos, y carita sonrojada de felicidad, metió el diente de leche en el pequeño cofre y se fue saltado a guardarlo debajo de su almohada.

Al llegar la noche, el conejito Fito cenó puré de verduras y un, yogur natural de postre y luego se fue a dormir con su pijamita de rayas.

Acostado en su cama, con el diente debajo de la almohada, esperaba despierto hasta altas horas de la noche, que llegara el ratoncito Pérez. Pero las horas seguían pasando y el conejito Fito finalmente se quedó profundamente dormido.

A la mañana siguiente, unos rayitos de sol que entraron por la ventana de su habitación lo despertaron. El conejito Fito dio un salto, y con mucho entusiasmo buscó debajo de la almohada y encontró un bonito regalo que le había dejado el ratoncito Pérez a cambio de su diente de leche.

El conejito Fito estaba tan contento que se pasó todo el día jugando con su bonito regalo.

 

Autora: María Abreu

 

Y dijo: De cierto os digo, que, si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. (Mateo 18: 3)

El conejito Fito deja de usar pañales

Mamá coneja está dando de comer puré de zanahorias al conejito Fito. De pronto se da cuenta de que éste empieza a empujar con la carita rojita de hacer tanta fuerza.

Mamá coneja lo lleva al inodoro, le quita el pañal y lo sienta para que haga caquita. Pero el conejito Fito se siente asustado y se pone a llorar pensando que el inodoro se lo va a tragar.


 

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Viendo los llantos del cojito Fito y la resistencia de no querer estar sentado en el inodoro mamá coneja no haya qué hacer para enseñar al conejito Fito a controlar sus esfínteres.

Hasta que se le ocurrió la idea de quitarlo del inodoro y sentarlo en un orinal. Ahí sentado, agarrado por su madre el conejito Fito no para de llorar porque aún está asustado.

En ese momento, mamá coneja lo levanta, le pone el pañal y le calma el llanto con mucho cariño. El conejito Fito hace caquita en el pañal y mamá coneja lo limpia con toallitas húmedas.

Al día siguiente mamá coneja le está danto yogur natural al conejito Fito. En ese momento se da cuenta de que el conejito Fito está haciendo fuerza con la carita roja de tanto empujar.

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Entonces mamá coneja lo lleva al baño y lo pone de pie frente al orinal y le explica que le quitará el pañal para que haga caquita, pero el conejito Fito se niega diciendo a todo que no.

Mamá coneja agarra a un oso de peluche y lo sienta en el orinal explicándole al conejito Fito que no debe tener miedo que, ahí estará cómodo como su oso de peluche.

Finalmente, el conejito Fito se sienta en el orinal y desde ese día dejó de hacer caquita en el pañal.

Autora: María Abreu

 

Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.  (Isaías 41: 13)

Nacimiento del conejito Fito

En la habitación de una acogedora casita ubicada en las llanuras de un verde bosque nace el conejito Fito.

Mamá coneja lo envuelve en una mantita de algodón y empieza a darle leche de su pecho.


 

El conejito Fito, pequeñito y delicado se queda dormidito en brazos de mamá mientras es amamantado.

Luego se despierta y mamá coneja le pone un pañal de recién nacido y un pijamita de rayas.

Papá conejo se acerca y le da un beso a su pequeño conejito. A éste se le ruboriza la carita y abre sus ojitos marrones moviendo las patitas y las manitas.  

De esta manera nace el conejito Fito de ojitos marrones y blanquito como un copito de nieve.

 

Autora: María Abreu

 

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Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas

Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas. (Salmos 139:16)